Culpables || Charles Aránguiz || Erick Pulgar

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Charles's POV

Lo mejor que pudo pasar fue que el Erick nos pillara, o sea en el sentido de que si eso no hubiese pasado no tendría a la bebecita solo para mí, pero todo el lío que se armó no fue bueno, el papá de la Agus casi nos echa de la concentración si es que no fuera por el profe Reinaldo que finalmente nos perdonó. Además mi bebecita no está nada de bien, cada vez que le veo la cara me dan ganas de sacarle la cresta al Erick. Le quedó un moretón re feo.

—¿Estás muy triste porque quedamos eliminados? —preguntó la bebecita, quien tenía su cabeza sobre mi pecho desnudo.

—Sinceramente, no, porque tú me haces feliz—ella sonrió, su cara se iluminó.

—Te amo—me dio un piquito—pero igual es una lata que hayan perdido—hice una mueca.

—Sí, pero sabía que esto iba a pasar, no funcionamos como equipo por todo el drama entre el Erick y yo.

—Es todo mi culpa—se lamentó ella.

—No, bebecita, no es tu culpa. Es la mía por no cerrar esa puerta, pero a la mierda, el Erick tenía que enterarse tarde o temprano, además ya fue, igual llegamos lejos en esta copa.

—Sí, y aún queda ese partido contra Argentina.

—Exacto, aunque ninguno tiene ánimos para jugar ese partido, si es un tercer lugar no más, no es la final.

—Lo sé, pero tienen que darlo todo hasta el final—le sonreí.

—Sí, pero igual siento que daremos la cacha, pero basta de hablar de ese partido ¿Qué haremos después de la copa? —pregunté.

—No lo sé, ¿no vas a salir de vacaciones con tus hijos?

—Supongo—ya nada era igual que antes, ni había hablado con la Feña, no la había querido enfrentar, porque por lo que caché estaba como un demonio.

—Pero no sé quizás podemos hacer algo, yo iré a Chile lo más probable con mi familia y después no sé—se encogió de hombros.

—Bueno ahí vemos qué onda, bebecita...

Ya estábamos en Sao Paulo para el partido contra Argentina y los ánimos en verdad no estaban muy buenos, nadie tenía ganas de jugar este partido, además que las relaciones en la selección estaban un poco tensas por todo lo del pleito entre el Erick y yo.

La Feña se había ido con los niños de vuelta a Chile junto a mi hermana, la cual me insultó demasiado porque es como la mejor amiga de la Feña, así que mi hermana me odia. Al menos mis hijos no tienen idea de nada, pero en algún momento van a tener que saber que la Feña y yo ya no estamos juntos porque ahora terminamos de manera definitiva. Es increíble como las cosas cambian cuando uno se casa, desde que nos casamos empezaron los problemas, antes solo teníamos los típicos problemas de pareja pero nada tan importante como ahora...

—Oye hueón tenís que hablar con el Erick—dijo el Eduardo después de un entrenamiento.

—No voy a hablar con ese hueón.

—Hueón está la cagá por tu culpa, por su culpa jugamos como la callampa contra Perú—rodé los ojos.

—No fue nuestra culpa, Perú hace rato que ya nos aprendió a jugar, en este amistoso de la otra vez igual valimos verga.

—Ya, pero hueón esta situación no puede seguir, tienes que abuenarte con él.

—No me voy a abuenar con él, es un maricón, le pegó a la bebecita—el Eduardo bufó.