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❝ lección de besos ❞
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Un suspiro agotador por parte del pelinegro, quien tenía su mirada posada en el gran televisor, logró hacerme saber sobre su notable aburrimiento.
Jungkook y yo habíamos estado toda la tarde viendo películas malas que tenía guardadas en viejos cajones.
A pesar de que eran en verdad terribles películas policíacas, siempre lograbamos divertirnos. Sacabamos distintos temas y hablábamos sobre ellos, sin importar lo extraño que fueran.
Mas sin embargo, hoy no era como aquellas típicas tardes. No, hoy sin duda parecía que el gato había comido nuestras lenguas. Ninguno de los dos había pronunciado palabra alguna.
Le lanzaba miradas discretas por el rabillo del ojo y desviaba mi mirada hasta el televisor cuando él hacía lo mismo conmigo.
¿Qué ocurría entre nosotros dos?
Aunque deseaba romper el hielo y comenzar una platica, mi boca estaba sellada, prácticamente inservible.
Pero con un gruñido de desesperación me giré en dirección a él y este me miró de igual manera, sorprendido.
—Okay, no sé que carajos te pasa pero necesito que digas algo, ahora, me estás jodiendo con tu silencio —solté fastidiado, para después regresar a mi lugar y acomodar algunos cabellos que se habían salido de su lugar.
El azabache alzó ambas cejas y arqueó su boca hacia abajo, haciendo una expresión divertida mientras me miraba.
—¿Qué? Pero creí que estábamos jugando a quién lograba pillar mirando al otro de reojo primero —se excusó este enseguida, confundido.
—¿Eso siquiera existe, Jungkook? —pregunté con una mueca.
—Creí que lo acabábamos de inventar... —murmuró bajando la voz.
—Por dios, eres un idiota, Jeon —suspiré, llevando una de mis manos a mi rostro haciendo un ligero ruido con el choque de esta.
—Supongo que esta vez es en serio. Dijiste mi apellido —dijo este tratando de esconderse entre las sábanas de la cama, usándolas como protección.
—No voy a matarte —anuncié—, aún...
—Con eso me basta —declaró, para incorporarse nuevamente en la cama y mirarme con una sonrisa—. ¿Y de que quieres hablar? —preguntó, a la vez que llevaba una pequeña uva del tazón frente a nosotros a su boca.
—No lo sé... —murmuré, jugando con mis dedos.
Claro que lo sabía. Moría de ganas por hablar sobre el beso de esta tarde en el parque de diversiones. O al menos sobre algunos datos importantes sobre los besos. Pero no tenía las agallas suficientes como para decírselo de frente.
—¿No sabes? —preguntó, agachando su cabeza para intentar interceptar su mirada con la mía, ya que me encontraba cabizbajo.
Negué con la cabeza, mientras continuaba con el nervioso juego que tenían mis dedos y mordía mi labio para evitar decir algo que no debía.
—Oh, por dios... —murmuró Jungkook sin ánimos—. Quieres hablar sobre lo de esta tarde, ¿no es así? —preguntó leyendo mis pensamientos.
—Jungkook, por un demonio, deja de leer mi mente —vociferé avergonzado, llevando una almohada a mi rostro sonrojado.
—Bueno, por eso soy tu mejor amigo —aclaró este en su defensa—. Y quítate eso de la cara, no hay por qué avergonzarse —ordenó, quitando la almohada de mi rostro—. Sólo fue un beso, después de todo.
—Sí, pero es vergonzoso porque me besé con mi mejor amigo —respondí, esta vez lanzando mi rostro sobre la cama.
—¿Y? Mucha gente lo hace. Como... como los amigos con derechos... —susurró, dudando de sus palabras.
—Por dios, Jungkook, no estás ayudando —musité muriendo de vergüenza.
—Okay, ¿qué te parece esto? —preguntó, haciendo una pausa antes de volver a hablar—. Te daré un beso, ¿está bien? y quiero que esta vez me mires a mí y no a tu amiga la Señora Almohada esconde rostros avergonzados —soltó divertido.
Respondí con un fuerte chillido ahogado el cuál fue casi oculto por la almohada. No podía creer que en verdad había dicho eso.
—No puedes estar hablando en serio —dije alzando la mirada para quedar nuevamente frente a Jungkook.
—Sabes que siempre hablo en serio.
Tragué saliva y lo mire temeroso. No sabía que responder. Aún estaba en shock, mientras que él se miraba completamente relajado.
—¿Y eso en que se supone que me ayudará con Yoongi?
—Te ayudará para que después de que los viscosos y asquerosos labios del chico estropajo te besen, tú no actues como un inexperto y quieras salir corriendo de ahí sólo porque tienes vergüenza —respondió este con una mueca—. Digamos que te ayudará con tu problema de vergüenza, por así decirlo.
Así que después de pensar bien lo que Jungkook había dicho, sabía que me hacía mucha falta aprender a controlar mi vergüenza. Ya que seguramente después de besar a Yoongi, trataría de huir lo más lejos de ahí.
Con los nervios adueñandose de mi cuerpo, asentí, pasando lento y pesadamente saliva.
—Supongo que me haría bien aprender algo como eso —comenté finalmente encojiendome de hombros.
Jungkook sonrió de oreja a oreja, causándome un terrible escalofrío a lo largo de mi espalda.
Ahora no sabía si realmente estaba haciendo esto por necesidad o por placer.
—Entonces, ¿tengo tu permiso para darte un beso? —preguntó, para lo que yo asentí con una sonrisa nerviosa.
Sus manos cálidas tomaron las mías y las acariciaron con cuidado. Él se acercaba lentamente a mi rostro y a medida que la distancia disminuía, mi respiración aumentaba con mis latidos.
Luego, sus manos viajaron hasta mis mejillas, sosteniendo mi rostro sonrojado con delicadeza. Sus dos ojos marrones oscuros me inspeccionaron cuidadosos y me regaló una de sus tantas sonrisas bonitas.
Y fue así como sus labios rozaron los míos con fuerza, pero sin llegar a ser un beso. El simple roce logró hacerme soltar un quejido.
—Tranquilo... —susurró en mis labios, liberando su respiración.
¿Cómo mantenerme tranquilo cuando tenía a tremendo chico frente a mí, a punto de besarme?
—¿Podrías besarme y acabar con esta jodida tentación? —susurré de la misma manera que él.
Jungkook sonrió sobre mis labios y negó suavemente con la cabeza.
—Oh no, Jimin... —susurró—. No voy a besarte.
Entonces el calor que me invadía, gracias a él, desapareció cuando se alejó de mí y abandonó mis labios.
—No te voy a besar, aún... —repitió, de la misma manera que yo le había dicho anteriormente con una media sonrisa.
Las ganas de quererlo besar fueron destruidas por las inmensas ganas de matarlo, las cuales se apoderaron de mí enseguida.
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¿cómo aprender a besar? 丼 kookmin.
Fanfiction꒷꒦ ❝ no sólo era el chico más inexperto del mundo, sino qué no había dado su primer beso nunca, y por lo tanto, no sabía besar. su único anhelo era poder besar al chico de sus sueños, pero su mayor temor era dar el beso incorrecto. ¿cómo lo haría? ¿...