Capítulo 3 Ψ

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Adair 

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Adair 

Venía meditando las cosas desde hace algún tiempo, tenía que hacer algo en mi vida; algo novedoso, que me deje cosas buenas porque ya no me sentía agusto con lo que estaba viviendo hoy en día y que todo fuera la misma rutina de siempre, la monotonía me estaba agobiando, cosa que para salir de nuestra zona de confort es necesario hacer varios cambios para ir creciendo y evolucionando, como ser humano y para tí mismo.

Cosa que no venía haciendo, desde que acepté aquella propuesta, que ha sido mi mayor tormento en estos dos años, lo único que deseo es borrar aquel día en que comenzó todo este tormento .

«Pero no lo puedes borrar.»

Ya lo , es algo que deseo que nunca hubiera ocurrido.

«Pero todo tiene una razón, ya verás que te va a suceder algo muy bueno.»

Espero que sea así.

Estaba decidido en que era justo y necesario cambiar de aires, y de quitarme cosas que venía cargando que no eran para nada mío, ni mis problemas... A veces cargamos con cosas que nos afectan en su momento, pero lo que tiene el ser humano es que no sabe diferenciar cuáles son sus propios problemas e identificarlos y encontrar una solución ante ellos, cuando ya quiere ayudar a los demás con sus problemas, es ahí donde nos tenemos que dar cuenta, de que primero que nada es darnos amor a nosotros mismos, antes que a los demás; en ese sentido hay que ser un poco egoístas con nosotros mismos.

Desde el día de hoy decidí tener un cambio radical en mi vida, primero, me cambiaría de escuela y al igual ya era necesario empezar a independizarme yo mismo. Por lo que ese mismo día en vez de tomar clases me dirijo a la dirección de la universidad para hacer todo el papeleo necesario para hacer el cambio de escuela.

Me acerqué al escritorio donde se encontraba la secretaria del director de la universidad, la señorita Sandoval.

—Muy buenos días, señorita Sandoval; ¿Quería saber qué se necesita hacer para retirar los papeles, Y hacer el cambio a otra escuela?—pregunté algo nervioso por lo que estaba por suceder en mi vida.

—Muy buenos días, joven Russo. —Levantó la mirada y me dio una cálida sonrisa.—Mire, lo único que necesita es el motivo por el cual se va a retirar de esta escuela y la firma de su tutor y director.

—Pero si mis padres están fuera del país. — dije dudoso— Y el motivo del cambio es porque me mudaré de ciudad y me quedará lejos la escuela.

No quería mentir, pero lo tenía que hacer, porque la verdad no quiero traer consecuencias a la maestra Escamilla, las cuales a mí me pueden perjudicar.

—Mmm...Joven Russo, creo que podemos hacer una excepción, nada más que firme usted, es más que suficiente aparte de que ya es mayor de edad por lo que se puede hacer cargo de sus actos.

Mi niña bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora