~CAPÍTULO 16~

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Adair

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Adair

Después de ver cómo se iba aquella chica y despejar cualquier cosa de mi cabeza, me volví a dirigir a la barra en donde estaba anteriormente de que pasara lo del beso.

El beso lo sentí como si fuera el primer beso que baba en mi vida, después comprobé que en efecto fue un beso diferente y único, lo que no esperaba era que quisiera volver a besar aquellos labios.

Pasé por un lado de la mesa de la chica y no pude contenerme en sonreír y dejar de mirarla, es que realmente era una diosa griega sacada para tratarla y hacerla sentir querida.

Pero en estos momentos lo que me interesa es saber su nombre, de esta noche no pasa que sepa su nombre.

No he quitado mi mirada de ella, veo que está muy cerca de una de sus amigas, no se de que estén hablando, pero me lo puedo imaginar; ya que cada vez que la miro sus expresiones son de nerviosismo sin saber qué hacer en aquel momento tan vergonzoso.

No quería verme como un acosador psicópata, pero con ella era imposible de hacer ese tipo de cosas, pero me tenía que controlar y por eso decidí voltearme y seguir bebiendo mi trago; en un momento sentí que se me subía el alcohol por lo que me paro y me dirijo a la pista de baile a moverme un rato.

En esos momentos veo que dos chicas se acercan más o menos a una distancia muy cercana a mi persona y veo que una de ellas es aquella chica que me trae de una ala.

Sin pensarlo me fui acercando de a poco para poder indagar cuál es su nombre.

Tenía un ojo en ellas y otro al garabato, era efímero darme cuenta de que realmente estaban hablando de mí, no estaba tan sumergido en la música realmente lo que me interesaba era lo que pudiera decir de mí.

—Me beso, es lo que escuche de ella, en forma de grito; ya que no se notaba que no se escuchaban mutuamente

—Alana, ¿Qué?—preguntó la otra chica.

En ese momento le agradecí mentalmente a su amiga por haber mencionado su nombre.

Sin pensarlo le tocó el hombro y se asusta, se voltea y me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Me acerco a su oído sin importarme su compañía.

—Hola bonita de nuevo, ¿Ahora si me permites bailar contigo?—pregunté

—Hola, mmm... estoy bailando con mi amiga— mencionó algo nerviosa

—Por mi no te preocupes; Alana, disfruta de que te están invitando a bailar; después terminamos de hablar — dijo con un tono alegre.

Alana la miró con cara de que no le podía estar haciendo esto, su amiga se fue con sus demás amigos. Y no le permitió que Alana le respondiera.

En ese momento empezó a escucharse la canción (Fantasías de Rauw Alejandro y Farruko)

Sin previo aviso la sujeto de la cadera la pego hacia mi y le empiezo a cantar

Mi niña bonitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora