Confusión

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Los rayos del sol acariciaban sus cabellos naranjas mientras el viento jugaba con la falda de su vestido floreado.

Todos a su alrededor volteaban la mirada en su dirección atraídos por su radiante belleza.

Entonces lo vio, estaba sentado junto a aquel roble en el que solían jugar de niños.

Él escucho sus pasos al acercarse y volteó hacia ella

-Emma... - dijo en un suspiro.

Ella se inclinó y plantó un efusivo beso en sus labios anhelantes.

-Te he extrañado tanto... - susurró Emma con una temblorosa sonrisa que amenazaba con convertirse en lágrimas de dulce felicidad

-...Norman...

El aludido no pudo resistirlo más y la abrazó por la cintura para fundirse en un cálido beso que decía todas aquellas palabras que no se habían dicho en el tiempo que habían estado separados.

En ese momento Emmaestuvo completamente segura.

Aquella confusión durante el tiempo que Norman estuvo ausente se había disipado por completo.

Aquella confusión con nombre de persona que Emma había conocido mientras él no estaba a su lado.

Sí, esa confusión que la había hecho trastabillar, pero que ahora había desaparecido.

En ese momento, para Emma estaba más que claro que amaba a Norman yque eso nunca iba a cambiar.

¿Verdad?...

                            * * * * *

Emma caminaba con paso alegre por la calle empedrada, sus zapatos de tacón repiqueteaban en las baldosas negras con un sonido juguetón, se dirigía a la librería.

En realidad a ella no le gustaba leer, pero quería hacer un intento, después de todo Norman había insistido con eso de la riqueza que tenía la palabra impresa y, pues...ella no quería defraudarlo, quería demostrarle a qué punto era importante en su vida a tal grado de intentar leer.

Habían pasado dos semanas desde el retorno de Norman, las dos semanas más felices de la vida de Emma.

Era tan feliz que casi había olvidado por completo aquella confusión.

Por supuesto que era feliz, y más ahora que él le había propuesto matrimonio; dio un brinquito de felicidad al recordar esto y sonrió con las mejillas sonrojadas...

Definitivamente no podía ser más feliz...

La campanita encima de la puerta de la librería tintineó al ser abierta por Emma; un fuerte olor a libro la invadió al momento de entrar, como invitándole a navegar por entre sus estantes.

En eso estaba cuando en el librero de enfrente visualizó una cabellera rubia.

Inmediatamente la reconoció.

Corrió con una radiante sonrisa y abrazó a la rubia por la espalda

-¡Anna! ¿Porque no me dijiste que habías regresado?

-¡Emma!-la rubia se dió vuelta y correspondió el abrazo de Emma con una enorme sonrisa en su rostro, provocada por la alegría de ver a su añorada amiga.

- Acabo de llegar hoy ¿sabes? y decidí detenerme en la librería a comprar un libro para mí novio - continúo Anna después de un rato.

- Además, fui a hacerte una visita a tu casa, pero tus padres me dijeron que ahora vives con tu prometido - dijo Anna separándose un poco para mirar a Emma con una sonrisa escrutadora

- Así que cuéntame... ¿quién es el afortunado?

Emma sonrió con las mejillas levemente sonrojadas y procedió a describirle a Anna el que para ella era el amor de su vida.

Anna le contó a su vez de su actual novio, de lo lindo que era y de su prometedora relación que solo podía apuntar al matrimonio.

Ambas estaban felices la una por la otra.

Después de unos cuantos minutos de charla y risas, decidieron tener una cena esa noche para celebrar el regreso de Anna y, de paso, conocer a sus respectivos galanes.

- ¿Seguro que no me veo demasiado presuntuosa en este vestido?- dijo Emma revolviéndose incómoda en su vestido de seda color salmón.

No le gustaba usar ese tipo de ropa tan costosa, pero Norman había insistido en que la ocasión lo ameritaba.

-Te vez hermosa, créeme. No es menos de lo que mi prometida se merece- dijo plantándole un beso en la mejilla.

Emma suspiró con una suave sonrisa y se dejó hacer.

Hace un rato que estaban sentados en una mesa de aquel elegante restaurante seleccionado para la cena con Anna y su acompañante, que por cierto, aún no llegaban.

Emma estaba muy nerviosa, no podía esperar por el momento en que Anna conociera a Norman.

La intrigaba saber qué pensaría de él.

¿Sería de su agrado?... realmente le importaba su opinión,después de todo fueron buenas amigas por mucho tiempo.

También estaba ansiosa por conocer al novio de Anna, esperaba que fuera tan lindo como ella lo describió. Se lo merecía.

De pronto una voz la sacó de sus pensamientos

-¡Emma ya llegamos!

Emma volteó y la sonrisa que estaba por dedicar a Anna murió al ver a la persona que iba a su lado.

Oh no ...

A pesar de que estaba segura de haberlo olvidado, recordó aquellas dudas, esas que le hicieron pensar que tal vez no era del todo feliz con Norman...

Aquella confusión durante su ausencia...

Aquella confusión que ahora venía de la mano con Anna...

Con su típica mirada indiferente que sin embargo, tomó un brillo particular cuando se entrelazó con la de Emma.

-Emma te presento a Ray. Mi novio.


                                                      -I.S.

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