Capítulo 21: Amenaza Palpitante

271 7 2
                                    

Era la madrugada del día lunes, ella se encontraba en el balcón de su hogar contemplando las luces de la ciudad. Está era su segunda noche en que ella no había podido conciliar el sueño, y quién podría, al tener un hijo en una tierra tan deplorable y déspota como lo es ahora el Digimundo. Sentía que cada minuto que pasaba su corazón era apuñalado lentamente, su hijo aún no volvía y ya los nervios no la dejaban pensar con claridad.

No acudió a la supuesta reunión que hizo su esposo con los demás el día de ayer para buscar soluciones al gran problema que estaba surgiendo. No le interesó asistir, y tampoco tuvo necesidad de preguntar, por cómo había llegado su esposo, supo que no tuvo buenos resultados aquella reunión. Sabía que a los demás no les interesaba el estado de su hijo, ya que estaban preocupados de sus propios problemas. Deseaba con todo su ser, ir al Digimundo y rescatar a su hijo de las manos de esos monstruos sin corazón, eso es lo que hubiera hecho la antigua Mimi, sin medir riesgos ni consecuencias; pero ahora la situación ha cambiado, ya no puede darse el lujo de tener pensamientos tan egoístas, no podía dejar a la deriva a sus otros hijos, sobretodo a una bebe menor de un año que dependía totalmente de ella. No logró contener más las lágrimas, llorando por la impotencia de no poder dividirse y tener a todos sus hijos sanos y salvos

Palmon: Mimi, ¿estás bien? – Dijo acercándose tímidamente, en los últimos días no habían cruzado palabras y Palmon le dolía la indiferencia que Mimi había tomado hacia ella

Mimi: Si Palmon – Decía sin apartar la vista de la ciudad durmiente – Por favor retírate, quiero estar sola – Le pidió con su voz quebrantada por el llanto

Palmon: Lo lamento Mimi, yo... si pudiera hacer algo...

Mimi: Pero no puedes hacer nada – Se voltio con un semblante furioso en sus ojos – Tampoco trates de animarme, porque no puedo hacerlo, no cuando mi pequeño sigue en ese mundo. Maldigo el día en que fui arrastrada a ese lugar

Palmon: Lo... s-s-siento – Dijo poniéndose a llorar también, y Mimi recapacito sus palabras y abrazó a su compañera

Mimi: Perdóname Palmon – Decía en el hombro de su digimon llorando – Pero esta angustia me está matando, no sé qué hacer, me siento tan inútil, ni siquiera sirvo como madre

Palmon: NO DIGAS ESO MIMI – Subió el tono de voz y la miró a los ojos – Tú eres la mejor, tus hijos tienen mucha suerte de tenerte como su madre y no te preocupes, sé que tu hijo estará bien porque debe ser igual de fuerte como tú

Mimi: ¿Soy fuerte? – Dijo con una sonrisa secándose las lágrimas – Así es, gracias Palmon y perdóname por haberte ignorado estos últimos días, debido a todo lo que estoy pasando se me olvido decirte que me alegra mucho volverte a ver

Palmon: No te preocupes – Le sonrió – A mi también me alegra verte

Por otro lado, en la sala, observando toda la escena del balcón...

Taichi: Vieron que no fue necesario que interviniéramos – Dijo con una sonrisa

Daiki: Papá – Lo miro con los ojos entrecerrados – Admite que no quisiste ir por miedo a que Mamá se enojará contigo por espiarla

Taichi: Eso no es verdad – Lo miro también desafiante – A veces es necesario compartir momentos con tu compañero digimon, ellos tienen una gran sabiduría. No cierto Agumon, ¿Agumon? – Vieron que Agumon se acercaba a Mimi

Agumon: Oye Mimi – Le jaló el pijama llamándole la atención – No te quedan las sobras de la cena, es que tengo mucha hambre

Mimi: ¡Agumon! No ves que estamos en un momento privado – Le dijo regañándolo – Por qué no despiertas a Taichi y le pides que te prepare algo

El LegadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora