Duodecim

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Duodecim = Doce.





Dai, sin querer admitirlo, estaba preocupada por el chico que siempre vestía de negro. Llevaba ya más de una semana sin ver siquiera su sombra, pero prefería no pensar en cuantos días no lo había visto, solo quería volver a ver esos ojos azules y profundos.

— ¿Estás bien?— Preguntó Herny, mirando su jugo— Estás extraña, Dai. ¿Todo está bien en casa?

— Sí.

— ¿Cómo estás pasando la separación de tus padres?— Preguntó Emil, queriendo sacar alguna cosa para conversar.

— Bien— Respondió, miró su teléfono, un mensaje de un número desconocido le había llegado.

"¿Podemos vernos?"
"Necesito verte, es urgente"
"Soy Chandler" 

El corazón de la chica latió con fuerza, casi quedando pálida.

— Dai— Insistió su amigo.

"Te veo en mi casa" Respondió al mensaje.

— Lo siento, tengo que irme— Se levantó, dejando su comida sin siquiera tocar, sus amigos preocupados solo la miraron irse.




— ¿Llegó Chandler?— La mujer no respondió, ignoró su existencia mirando a la televisión. Cansada, caminó a su habitación con rapidez, tiró su mochila en medio del pasillo, entrando a su habitación disparatadamente, pasando de la figura angelical que se encontraba en una esquina. Entró al baño, lavándose la cara con agua y jabón, intentando regresar a la calma.

— ¿Tardaras mucho?— Escuchó la voz burlona del ángel, la chica asustada giró a mirarlo. 

Lucía... desagradable, su rostro goteaba de sangre, su ropa paso de negro a negro intenso. Lucía sucio, sus brazos estaban sucios, su pantalón tenía agujeros por las rodillas. 

— ¿Qué paso contigo?—  Se acercó a él, intentando ver más de cerca sus golpes.

— Pelea callejera— Rió dolorosamente.

— Te... te sanaré— Su cabeza daba mil vueltas, intentando comprender cómo había pasado todo aquello— Ve al baño— El chico asintió, caminando hacía donde le ordenó la ojígris, la chica se acercó al armario, tomando una toalla limpia. Regresó al baño, abriendo el agua de la tina.

— ¿Qué me harás?

— Tomarás un baño— El chico negó de inmediato.

— No es necesario.

— Lo  es. ¿Cómo te pudiste meter en una pelea callejera?— Dijo acomodando la toalla en la repisa pegada a la pared.

— Unos tipos querían asaltarme, eso es todo. Era un grupo de chicos— La chica negó.

— Jesús— El chico soltó una pequeña risa— Desvistete.

— ¡Que lujuriosa!— La chica sonrió.

— No te bañarás con ropa.

— Está bien— Dijo con pesadez, comenzó a desvestirse sin pena, tranquilo.

— Sinceramente, te ves terrible— Dijo la chica tocando el agua, intentando que quedara templada— Quiero decir, parece que no haz dormido en días, tienes ojeras, estas sucio y golpeado, tu ropa esta rota. ¿Cómo es que te hicieron eso?

— Bueno, peleé con alguien poderoso. Envió a sus demonios a torturarme, digamos eso— La chica asintió.

— No te vuelvas a meter con él entonces, mira como te ha dejado.

— He tenido peleas peores— La chica le hizo una seña y él la capto, entrando en el agua.

— Mi madre ya no me habla— Le contó, mientras enjuagaba el cuerpo del chico— Supongo que está molesta.

— Es normal, quiero decir, se dio cuenta que su hija no iba a tolerar su mierda— Le respondió mojando su cara— Pronto se olvidará y volverá a hablarte, no te preocupes, Dai— La chica asintió tomando una botella de champú.

— ¿Dónde habías estado todos estos días? Te extrañé— El chico sonrió.

— En el infierno, aparentemente— La chica sonrió negando— Visité a un viejo amigo.

— No regreses, que él venga, no quiero que vuelva a pasar todo esto, es terrible lo que te hicieron.

— Me lo merecía— Dejo caer sus hombros restandole importancia a lo que había pasado. 




Un sonido leve pero potente alarmó al bello ángel, sabiendo de que se trataba se acercó a la chica cubriendola.

— ¿Qué mierda quieres?— Susurró, el fuerte sonido de cosas cayendo en la planta baja lo alarmaron aún más, poniendolo casi a temblar.

"Baja" Le ordenó su superior "No querrás que esta casa este en llamas, ¿o sí?"







TENEBRIS |c.r|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora