Capitulo 3: ¿Quién eres?

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Para este capitulo se recomienda escuchar la canción "¿Quién eres? " de Pandora... ¡Qué lo disfruten!

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Maura manejó de regreso a su casa enloquecida, no escuchaba ni veía nada, estaba cegada por la rabia y el dolor. No podía creerlo, no podía aceptarlo, que Él la lastimara tanto, ¿En qué momento cambió todo? ¿En qué momento dejó de conocerlo? ¿En qué momento dejó de amarla? Esas preguntas rondaban la mente de Maura, logrando lastimarla aún más.
Al llegar a su casa, corre hacia su habitación y se encierra en esta dando un portazo. Una vez adentro, los recuerdos comienzan a invadirla pero ya no los ve felices como antes, sino que los ve oscuros, lejanos y tristes.


Salazar se había despertado mucho más temprano que Maura, hoy era su cumpleaños, su primer cumpleaños como marido y mujer, y decidió prepararle una sorpresa. Sabía que ella no era fanática de lo material pero si de los gestos que salen del corazón.
Traía en sus manos la bandeja con el desayuno y un pequeño paquete que contenía un regalo muy especial para ambos.
Dejó todo preparado en un costado y se dedicó a despertarla con tiernos besos.

-Feliz cumpleaños, mi amor-Le sonrió provocándole el mismo gesto a la morena.

-Gracias, mi vida.

Le pasó la bandeja cuando ella se acomodó para escuchar como abrían la puerta de golpe. Lucía, emocionada y con un dibujo en la mano, entraba al cuarto de su madre para tirarse en la cama junto a ella.

-Lucía, ¿Qué te dije de golpear las puertas?

-Perdón, mami-Responde la pequeña-Mira lo que te tengo-Le dio su regalo-¿Te gusta?

-Me encanta, mi amor. Gracias, hija-Dice besando su mejilla. Salazar sonrió por la tierna escena que estaba viendo.

-¿Qué es esto?-Preguntó Maura por el paquete que estaba en la bandeja.

-Ábrelo, mi cielo-Al hacerlo, se encontró con una pulsera de acero blanco con un dije de corazón colgando, una foto de Salazar y ella, en un portarretratos, de tamaño mediano, y otra imagen de las mismas medidas pero con Lucía.

-Gracias mi amor-Besa cortamente sus labios.

Era feliz, no podía quejarse. Tenía un marido maravilloso y había logrado sobreponerse al dolor del abandono... O al menos eso es lo que quería creer.


Tomó las fotografías entre sus manos y las estrelló contra la pared del cuarto, el vidrio se rompió en mil pedazos como su corazón.

Tomo los libros de su marido y los lanzó por el aire también, a la vez que soltaba un grito de frustración y odio, antes de caer de rodillas al lado de la cama.

-¿Por qué? ¿Por qué a mi?-Era lo único que podía pensar sin que las lagrimas dejaran de salir de sus ojos como cascadas.

Tan fuerte se escuchó el desorden que ella estaba haciendo, que la muchacha se alarmó y decidió alertar a Doña Esther.

-Algo le pasa a la señora Maura, doñita-Dijo muy preocupada-Llegó como alma que la lleva el diablo, se encerró en su cuarto y hace unos minutos se la escuchó gritar al mismo tiempo que se oían vidrios rompiéndose.

-¿Y por qué no fuiste a ver muchacha?

Caminó junto a Paquita, subieron las escaleras rápidamente, hasta llegar a la habitación matrimonial, donde pudieron oír como Maura gritaba.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora