Capítulo 1 "Asesinar sin remordimientos"
Se podría decir que era mediodía por la luz del sol o quizás más. Ella no lo podía saber, no tenía un reloj a hora, ya no existía la televisión para poner el noticiero y las radios no funcionaban. Ella estaba viviendo en un mundo de mata o muere, vivía por su madre que murió hace 10 u 11 años. Su vida de ahora no era tan mala comparada con la de antes, donde fue torturada, obligada a asesinar y muchas cosas que una niña como ella no se merecía.
Alejándose de los malos recuerdos se dirigió a la cocina de la casa rústica en la que se refugiaba. Rebuscó en los cajones de abastecimiento y maldijo al encontrarse con que no le quedaba casi nada de comida.
Ella estaba sola, su única compañía era la fotografía de su madre con su “papá”, que ella no lo puede llamar así, porque nunca estuvo presente en su mierda de vida. A veces ella piensa que si él se hubiera hecho presente lo que le sucedió no le hubiera pasado.
Sacó del estante el frasco de duraznos que era lo único que le quedaba. Con su navaja abrió la lata hasta el final y la devoró de un bocado. Tenía hambre siendo que según ella no sentía nada.
Tenía que salir a por comida, y eso no le gustaba para nada. No porque afuera hubiera muertos vivientes que quisieran probar un bocado de ella, sino porque tenía miedo de encontrar personas y tener que volver a su antigua vida de asesina, ya que en este mundo no se puede confiar en nada ni nadie… y ella simplemente no confiaba, pero no quería volver a asesinar personas… ya no.
Tomó su mochila con pocas provisiones que tenía y la colgó en su espalda. Cogió su katana que encontró en este apocalipsis y su arco heredado de su madre. Colgó en su cinturón su única arma de fuego que le quedaba y las balas. Los cuchillos los tenía a los costados de su cadera para más accesibilidad en caso de emergencia y guardaba una navaja en su zapatilla izquierda como otra más pequeña en su cuello colgada con una cadena.
Agarró su fiel machete en la diestra y siniestra mano que aguardaba su cuerpo y quitó el bloqueo que tenía la puerta de entrada de la casa en donde la chica se “hospedaba”.
Salió con cierto sigilo tomando aire en sus pulmones. Salió a zancadas del pórtico de la casa campera. Fue a un borde de la carretera y se despidió su antiguo hospedaje antes de marcar con un marcador permanente “SPA” en la valla de las afueras de la casa. Eso hacía con todas las casas que se hospedaba para nunca olvidar que estuvo allí, por eso anotaba con sus siglas, mostrando las siglas “SPA”.
Un mordedor se interpuso en su camino. Ella con sus ágiles manos rebanó su cabeza con el machete cesando los molestos gruñidos del “animal”. Siguió caminando por la carretera silenciosamente. Ningún caminante se interponía en su camino… y eso era algo bueno aunque a ella le daba exactamente igual, sabía que podía sola contra cinco hordas completas de mordedores. Ella era o es una asesina y sabía exactamente como matarlos o re-matarlos mejor dicho.
Carraspeó su garganta y estornudó, para su mala racha se había resfriado a causa de que hace unos pocos días cruzó un riachuelo y no se secó los pies.
¬─Maldición. ─ murmuró cuando otro estornudó apareció de su propia parte.
No quería enfermarse, ella era fuerte, quizás la chica más fuerte que quede hasta ahora en el mundo, pero resfriarse bajaba todas sus buenas defensas.
Algo le llamó la atención. Era un viejo y sucio poste que presentaba un letrero con negras palabras donde anotaba una dirección y decía *Terminus, comunidad para todos. Los que vienen sobreviven*. Ella no creía en eso, si es que hubo un refugio ya debió haber cesado infestado de mordedores o que otras personas lo invadieron.
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You can't change me (Carl Grimes y tú)
FanfictionLa tortura, el abuso, la crueldad te vuelven otro.