Capítulo 7

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Capítulo 7 "The cure"

Subieron al camión con aires emprendedores, menos Anabelle, que permanecía seria a un lado del conducto del camión junto a Daryl y Michonne que estaban a sus lados.

—–Supongo que un camión cuatro estrellas no era suficiente. —– dijo con diversión Carol mientras notaba lo lujoso que era el cubículo en el que se encontraban.

Nadie contestó, estaban aún deprimidos con la pérdida de la rubia que no tiraban muchos ánimos.

Tara soltó un suspiro pesado y se dignó a responder, cosa que ningún otro hizo.

—–Era el único que encontramos, no era por el lujoso cubículo.

—–Me parece bien. —– dijo finalmente y estiró un poco sus articulaciones de las manos.

En ese momento era Abraham el que llevaba el volante, y como notó Anabelle, era algo brusco para hacerlo ya que recibían zarandeos de aquí, para allá.

Levantó un poco su mirada y se encontró con unos ojos verdes perdidos por ahí en algún lugar de aquel cubículo, mostrando tristeza y seriedad.

La oji-verde levantó la mirada encontrándose con la expectante mirada de Anabelle, que hasta le molestó, ya que ella no sentía pena y eso hacía algo de burla.

Anabelle no corrió la mirada, desafiante al no sentir pena por ahora, la única Greene.

—–¿Cuánto falta para que lleguemos? —– preguntó con mala gana, Sasha, sosteniendo su cabeza en el hombro de su hermano.

—–Lo que tenga que faltar. —– respondió con pesadez y disturbio el mayor de los Dixon acomodándose en su asiento.

—–No trates así a mi hermana. —– le reprimió Ty a la defensiva por el comportamiento de Daryl.

—–Lo qué sea. —– bufó.

Anabelle rodó los ojos molesta. Para ella Daryl, “su padre”, era un hombre testarudo e inmaduro.

Nadie vio venir que se desató una discusión por comportamientos entre ellos.

Anabelle permanecía callada con la cabeza bombeante. ¡Si no se callaban de una vez ella no se hacía responsable de sus actos!

Los gritos de aquí para allá no cesaban, haciendo que la muchacha y el conductor, Abraham, tuvieran más nerviosismo. Sin contar que el líder no hacía nada undido en sus pensamientos.

Harta de la gritos y la inmadurez de los adultos presentes soltó un gruñido casi como de caminante y fulminó a todos con la mirada. Nadie la notó y eso la desesperó.

Oh, oh. Nunca hay que desesperar a un Dixon y menos a Anabelle.

—–¡Pueden callarse de una puta vez y dejar de lado su absurda pelea! Ni siquiera tiene sentido, hombre. —– exclamó entre medio del griterío, llamando la atención de todos, hasta la del líder que estaba sumido en sus pensamientos.

Abrieron sus bocas sorprendidos por el lenguaje utilizado por la muchacha, sin contar con la feroz y firme forma en la que lo dijo.

—–Anabelle, qué es ese vocabulario. —– habló sorprendido el padre Gabriel.

Anabelle soltó una risa cínica y retorcida —–Estamos en un mundo de mierda con muertos vivientes y usted se preocupa del vocabulario. Tiene sensatos problemas con eso.

El padre Gabriel quedó literalmente con la mandíbula en el piso y los ojos inhumanamente abiertos.

—–¿Qué has dicho, Anabelle? —– preguntó Dixon algo burlón por el vocabulario de su hija.

You can't change me (Carl Grimes y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora