Final

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San miraba con la boca entreabierta a Wooyoung.

A la mañana siguiente decidieron verse temprano en el lobby del hotel para pasar tiempo juntos antes de ir a la empresa de su padre, pero no espero ver a su Wooyoung con ahora el cabello rubio.

El menor al ver que su chico no se movía de su lugar, comenzó a reírse y lo alcanzó, dándole un casto beso.

—Creí que debíamos hacer algo por ese cabello rubio que ya no tienes, así que te hice el honor, ¿me queda mal?

Choi sonrío y le regresó el beso a Jung, lo que hizo que el ahora rubio se sonrojara, de verdad adoraba cada uno de esos pequeños detalles de su menor.

—No, me encanta, te queda mejor que a mi.

Discutieron durante varios minutos sobre a quien le quedaba mejor el rubio, para finalizarlo con un cálido abrazo y un empate. Pasaron un rato entre mimos y risas, hasta que la señora Choi junto a un peliazul Yunho aparecieron en aquella sala, dando a conocer que estaban listos para dirigirse a terminar con aquel dolor de cabeza.

—¿Tu también te pintaste el cabello, Yunhi? ¿Acaso los tintes estaban en oferta o qué? —dijo San asombrado de semejantes cambios.

—En efecto, era un 2x1, uno no siempre viene a Japón así que se tienen que aprovechar las ofertas que se te presenten —respondió un alegre Jeong, dando por finalizada la pequeña charla para salir del hotel.

El trayecto fue silencioso, más sin embargo no incómodo. En todo momento, Wooyoung tomó la mano de un nervioso San, lo comprendía, ver a su padre después de tanto tiempo y justo para decirle que se negaba a su puesto en la empresa familiar no debía ser nada fácil.

Pero lo importante es que ahora estaban todos juntos, y pasara lo que pasara, no lo iban a dejar solo.

Sintió como el castaño le enterraba las uñas en su brazo, y entonces se percató de que por fin habían llegado a su destino. Todos bajaron del auto que la madre de San había rentado en el aeropuerto, sin decir una palabra.

Todos se quedaron en la entrada del gran edificio, sin saber que hacer o decir realmente, claramente ya tenían su decisión, pero lo que no sabían era el cómo reaccionaría el señor Choi.

—Creo que debo hacer esto solo —dijo el castaño soltando la mano del menor.

—Puedo acompañarte, tal vez no sea la persona que tu padre quiera ver pero... —San interrumpió a su madre negando con la cabeza.

—Puedo hacerlo solo, ahora que los tengo conmigo, sé que puedo hacer lo que sea —les regaló una sonrisa y sin más se adentró a enfrentar a su progenitor.

San estaba nervioso. Se encontraba subiendo por el ascensor mientras se limpiaba el sudor de sus manos en su pantalón. Sabía que aquel señor que le había otorgado su apellido no era para nada amigable, pero sabía que si quería lograr ser feliz por su cuenta, debía enfrentar aquel obstáculo de una vez por todas.

El elevador llegó al último piso en donde se encontraba la oficina central más rápido de lo que deseaba, y cuando las puertas se abrieron dejó ver a su medio hermano en medio del pasillo.

—Hola, San, te estaba esperando. Vamos a terminar con esta mierda de una vez por todas.

—¿Q-qué? No entiendo de qué...

—Oh, ayer hablé con tu madre por la noche y me dijo todo lo que había pasado y lo que decidieron, así que decidí unirme a su causa —dijo Jongho sonriendo, pero al no recibir respuesta del mayor, le siguió explicando —. Yo tampoco quiero este puesto, es muy molesto además de que odio esta ciudad, solo quiero regresar a Seúl, y creo que tú quieres lo mismo. Entonces, ¿estamos juntos en esto? —y alzó su mano para que el otro la estrechara.

Musubi | woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora