Capítulo 14

3.4K 482 263
                                    

San miraba atónito a Wooyoung, su cerebro había quedado en blanco por lo que había dicho el pelinegro que no podía procesar la información dada.

—Sannie, ¿estás bien? —preguntó preocupado por ver demasiado serio al chico que buscó por horas. Pero se asustó un poco al ver la determinación repentina que demostraron sus ojos en ese instante.

—Wooyoung, puede que no me creas y me llames loco después de esto, pero estoy harto de ocultarte esto —tomó una profunda respiración, preparándose mentalmente para lo que diría —. Puedo ver los hilos del destino en los meñiques de las personas, menos el mío —dijo sin pausas y casi gritando.

—¿Musubi? ¿Tú puedes ver el de todos?

—¿C-cómo conoces e-esa palabra? ¿Acaso tú...

—Yo puedo ver solo mi hilo, no el de todos. Y descubrí que así se le llamaba a esto por una señora con la que compartía habitación en el hospital cuando iba de pequeño.

—De acuerdo, es demasiada información que no conozco pero que me vas a explicar luego de solucionar esto. Entonces, si tú puedes ver solo tú hilo, ¿por qué dijiste que yo era tu destino?

Jung río al observar cómo su mayor fruncía su ceño al pensar aún sobre aquella situación que no entendía por completo, así que tomó ambas manos y las entrelazó con las suyas para que este le prestara atención, lo que logró al instante.

Decidió terminar con la distancia que los separaba, juntando ambas frentes para sentirse mutuamente, al instante sintió que todo su ser volvió a sentirse cómodo y tranquilo, jurando que podía estar así todo el día junto al ahora castaño.

—Tu eres mi destino porque tú, Choi San, chico del que llevo enamorado desde que te desmayaste cuando nos vimos por primera vez —aquel comentario provocó que el otro chico se riera de la vergüenza que le hacía recordar eso —, tienes el otro extremo de mi hilo, en otras palabras, juntos hacemos un solo hilo. Tú eres mi Musubi y el amor de mi vida, Sannie.

Con lágrimas en los ojos, Choi no aguanto más y desapareció cualquier distancia entre ellos, tocando suavemente los labios del pelinegro con los suyos.

Sintió como algo dentro de él le decía que por fin había encontrado lo que tanto había buscado, instalándose en su pecho un sentimiento cálido y un amor profundo. Al separarse, se sonrieron como nunca lo habían hecho, estaban en su propio mundo, hasta que una tercera presencia destruyó el ambiente.

—Creí que te lo había advertido, San.

—Mamá, tienes que escucharme, es lo único que te pido.

—¿Escuchar qué? ¿Tus locuras del destino? Eso no existe y si lo hace es demasiado egoísta, ya madura de una vez por todas.

—¿Por qué estás tan cerrada con ese tema? ¿Te hice algo para que me odiaras por ver estos hilos? ¡Yo nunca te mentí, mamá, no entiendo por qué no me crees!

En ese momento San ya estaba llorando, no podía creer que su madre no cambiara de opinión aún cuando era su único hijo, ya no aguantaba más el dolor, pero un fuerte agarre en su mano lo hizo tranquilizarse, sabía que ya no estaba solo, ya no más.

Jung estaba a punto de hablar, pero la mujer lo hizo primero —Yo te dejé solo porque me recordaste a mi y lo odié —dijo en un susurro —. Yo solo quería alejarte para que no te pasara lo mismo que a mi.

La mayor tomó asiento en la banca en donde estaba Wooyoung anteriormente, creía que era momento de contarle todo a su hijo, ella al igual que él ya no aguantaba la tristeza de haberse alejado de él de la noche a la mañana.

Musubi | woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora