Dulce esperanza

17

{Eren}

Había despertado a causa de la sensación de frío, como si momentos atrás otro calor hubiera estado ahí presente, era imposible que Levi hubiera entrado ya que le había puesto seguro a la puerta, me levanté de manera perezosa y salí de la habitación. Al llegar a la cocina Isabel estaba preparando el desayuno y Levi estaba sentado en la sala.

-buenos días Eren ¿te sirvo el desayuno? -asentí en respuesta- al menos tu aprecias lo que hago por ti, no como alguien que llega sin avisar y a molestarse por todo

-no es asunto tuyo lo que yo haga -respondió Levi desde su lugar sin molestarse en voltear, di un pequeño brinco del susto al sentir al bebé moverse mas de lo normal

-¿estas bien Eren? -preguntó Isabel- .

-si, es solo que el bebé se puso algo inquieto -sus ojos brillaron y me lanzó una mirada de complicidad- .

-Levi eres un horrible hermano enano gruñón

-y tu una mierda odiosa cabellos de menstruación 

Esta situación sería graciosa de no ser por el bebé que no paraba de moverse dentro de mí.

-lo sabía Eren, el bebé reacciona a la voz de su padre como es desconocida para el aunque dudo mucho que le guste ya que solo se la va a pasar escuchando puros tsk -dijo mientras trataba de imitar el chasqueo de lengua habitual en Levi

-te estoy escuchando -se quejó Levi- .

Isabel se había ido a la cafetería y yo como siempre me había quedado "solo" ya que Levi se encontraba en la casa pero trataba de interactuar lo menos posible con el, después de todo se lo tenía bien merecido por irse como siempre dejando sus estúpidas notas, en estos momentos extrañaba a Farlan ya que siempre estaba al pendiente de mi y el bebé por su parte Levi trataba de toparse lo menos posible conmigo y yo con él, Hanji dijo que evitara los disgustos y si intentábamos hablar del asunto terminaríamos peleando.

-¿no piensas comer? -sentir su aliento detrás de mi nuca me causó un escalofrió ¿en que momento había llegado?- .

-comí hace unos minutos -respondí sin mirarlo- si quieres comer solo tienes que calentar lo que dejó Isabel en el refrigerador yo estoy ocupado

-esos libros no son para alguien de tu edad -tomó asiento frente a mí- ¿no lo crees?

-no son para mi, se los leo al bebé -respondí desviando la mirada- .

-ese feto no es consiente ni de su propia existencia, no tiene sentido lo que haces

Lo miré molesto ¿de verdad tenía que salir con sus cosas ahora?

-para tu información Ackerman, mí bebé -respondí haciendo énfasis en la palabra mí- siente y responde a los sonidos de mi voz y la del resto de personas, incluso a la tuya que aun es muy desconocida por el o ella y le gusta

-no seas exagerado

-no exagero nada, lo siento cada vez que estas cerca de mi y hablas, el bebé se mueve mas que de costumbre pero claro como tu no lo quieres no es de tu incumbencia 

Quería llorar ante tal afirmación pero no le daría el gusto de verme llorar de nuevo pues no valía la pena hacerlo frente a alguien sin corazón buscando algún indicio de compasión .

-incluso ahora sigues siendo un mocoso ingenuo -estaba a punto de protestar por su comentario pero se me adelantó, me tomó por los hombros y estampó sus labios contra los míos. El amargo sabor a té negro llegó a mi boca seguido de su lengua que invadió mi cavidad bucal, había pasado tiempo desde la ultima vez que lo había besado y su repentina acción tan apasionada me hizo soltar un gemido que se perdió en el fondo de su garganta, al separarnos su rostro era de satisfacción por mi parte sentía mi cara arder por la vergüenza  e intentaba recuperar la respiración, besó mi frente y se fue. 

Al mirar en dirección contraria Farlan estaba en la puerta con una expresión de dolor.