El mundo
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By Gissa Graham
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Advertencia: el siguiente capítulo contiene descripción de escenas con contenido erótico, favor de leer a discreción o abandonar la lectura si no se está a gusto con estos temas.
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Los duros zafiros se toparon con las impenetrables esmeraldas, en una lucha de miradas que cada una se negaban a perder, pero alguien tenía que dar el primer paso, así que Eleanor sería la iniciadora de aquella platica, al menos así Terry no podría recriminarle que no hubiese querido hablar. Por otro lado, tenía que reconocer que su hijo había sido terriblemente directo en cada una de sus palabras, cierto era que ella también le había abandonado en más de una ocasión, primero cuando lo dejó al cuidado del Duque, luego muchos años después al dejarlo marchar en Nueva York, y en aquella última ocasión todavía se había atrevido a gritarle que no dijera que ella era su madre, pero nunca fue con la intención de que se alejara de ella y su carrera, sino que lo hizo con la intención de que su hijo no pudiera ser repudiado por la corona inglesa. Por buenos o malos propósitos, al final también ella lo había alejado.Pero el tiempo pasó y ellos lograron limar asperezas, tampoco podía negar que el primer encuentro favorable se dio por acción de la rubia que la miraba sin parpadear en ese instante, así que finalmente intento poner algo de su parte, darle una oportunidad como Candy se la había dado a ella.
—Y bien, ¿te quedaras con mi hijo y aceptaras a mis nietos?, porque si tu respuesta es negativa no vale la pena siquiera intentar hablar contigo –aunque el primer avance no sonó muy amable.
—¿Por qué no lo aceptaría?, ¿por que no me quedaría? –se defendió Candy
—Tú dímelo –le espetó Eleanor–. Sí lo hubieses aceptado de inmediato no te hubiera agregado a la lista de las advertidas.
Candy quedo en silencio, su mente era un mar de confusión, como negar que le había pedido tiempo a Terrence, que le había insinuado que a pesar del bello momento con Clarisse, aún no creía encontrarse preparada para hacerse cargo de unos niños, menos de Liam quien extrañaba indeciblemente a su madre, pero claro, estos no eran niños cualquiera, eran los hijos de Terry, los hijos del hombre que amaba desde sus catorce años, si quería al papá tenía que aceptar el paquete completo.
—Lo estás pensando mucho –volvió a hablar la señora Baker.
La ex-actriz se debatía entre dejar sola a Candy o permitirse hablar con ella, lo cierto es que no perdería nunca más a su hijo, lo pensó sólo un segundo, por Terrence doblegaría su orgullo y su sentir herido, dejaría de ser la madre sobre protectora para aceptar las decisiones de su hijo como hombre. Pero lo haría a su manera, se abriría a esa chica Pecosa, le contaría su historia para que la comprendiera un poco y al mismo tiempo, Candy entendiera que las malas decisiones dejan huellas imborrables, por lo que sí quería a Terry esa era el momento de ir por él. Eleanor se preparó para hablar, caminó un poco para no ver a Candice de frente.
—¿Sabes? Cuando yo recién había cumplido diecisiete años, conocí a Richard, yo comenzaba en el teatro, hacía papeles pequeños, Richard, que es seis años más grande que yo, me deslumbró desde que lo vi, con su porte, su arrogancia, bueno ya sabes a lo que me refiero, era como Terry, aunque Terry es mucho más apuesto –esto lo dijo con orgullo de madre–. Él me empezó a cortejar y yo caí de inmediato, que un hombre así se acercara a mí fue... deslumbrante. A los cuatro meses ya estaba embarazada, todo mi mundo se iluminó sin importarme las críticas o consecuencias por mis actos, yo únicamente pensaba en que de seguro nos casaríamos, pero no, me equivoque. A él le encantó la idea de un hijo, no paraba de decir que era su primogénito, yo no lo comprendía en ese instante porque le llamaba así con tanto ahínco, hasta que tres meses antes de que mi hijo naciera me pidió que partiera con él a las islas británicas, me trajo aquí, justo a esta villa, imagina a una chica adolescente de clase media viendo este palacete por vez primera. –Candice no tuvo que imaginar nada, sólo le vasto con recordar lo que vivío cuando conoció la mansión de los Legan y posteriormente la de los Andley cuando sólo tenía doce años, e incluso cuando fue a esa misma villa varios años atrás–, quedé fascinada. Todo lo extraño que sucedía en mi entorno quedo opocado al estar aquí. Yo alucine creyendo que Ricardo, al fin me presentaría a su familia, la realidad es que quería que su hijo naciera en el Reino Unido, para hacerlo más válido en la corona, quería sentirse orgulloso de su hijo británico, por ello es que Terry nació en esta hermosa villa.
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El mundo
FanfictionContinuación del manga-anime. Porque el mundo no se detiene y hay que seguir viviendo aceptando las consecuencias de las decisiones tomadas. Podemos enamorarnos, pero sólo hay un amor único y verdadero.