Capítulo 8

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Jaebeom estaba sentado en su sofá mientras su pierna se movía frenéticamente de arriba hacía abajo, con la uña de su dedo pulgar siendo mordida.

—¿Quieres un té? —Jinyoung le ofreció amablemente.

—No quiero nada de esa mierda, ni siquiera tengo té en mi casa —Lo observó con el ceño fruncido—. Si me vas a llevar, hazlo ya.

—No te voy a llevar.

—¿Entonces qué haces aquí? —Dejó de mover la pierna y alejó su mano de su boca.

—Ya te lo dije, soy un alma.

—¿Y para qué se supone que quiero eso?

—Digamos que te han estado vigilando toda tu vida, han notado tu cambio año tras año. Este año tu estabilidad emocional decayó mucho, así que finalmente me mandaron a cuidar de ti.

—¿Dios? —Abrió sus ojos sorprendido.

—¿Dios? —Repitió con el ceño fruncido—. Oh no —Agitó sus manos en modo de negación—. Eso no existe. No somos Dios ni nada de eso.

—¿Entonces qué son?

Jinyoung soltó un suspiro agobiado.

—Almas, ya te lo dije.

Jaebeom lo observó confundido.
Él no pertenecía a ninguna religión, no le interesaban. Pero aunque no fuera religioso, no negaba la existencia de un Dios. Porque al fin y acabo, desconoce muchas cosas en este mundo de las cuales nunca tendrá una respuesta.

—¿Y para qué quiero eso? ¿No se supone que cada uno tiene la suya?

—Sí, pero está cansada —Sonrió con tristeza—. Las almas te son otorgadas cuando complementan una parte de la tuya.

—¿Algo así como las almas gemelas?

—Se puede decir.

—¿Entonces mi alma gemela es un chico? —Hizo un gesto de asco.

Jinyoung le observó aburrido y con poca paciencia.

—Creo que me desprecias —El castaño se cruzó de brazos.

—No te desprecio, pero admito que sería mejor si fueras una chica.

ᴛᴇᴀʀs ᴛᴇᴀᴍ 〈ᴊᴊᴘ〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora