Luana
Todo había pasado tan rápido, cuando menos me di cuenta Valentin ya había terminado de grabar un par de temas y yo ya había sacado el máximo provecho de todas las actividades del hotel para despejarme. Sin dudas disfruté mucho este viaje.
En varias ocasiones hubo personas que me reconocieron por la calle, lo cual me parecía super raro. Cuando la primera persona se acerco a mi, para pedirme que si le podía mandar un saludo a Valentin, caí en que estaba saliendo con alguien con mucha influencia. Cosa que nunca me importó, la gente con fama sigue siendo gente, cosa que muy pocos entienden.
Por otro lado, mi mente se siente despejada, realmente me siento preparada para hablar con mi mamá, aclarar las cosas que siento y tener una conversación formal con ella.
Hoy, en nuestra última noche, Valentin me invitó a cenar a un lugar sorpresa, supuestamente debo ir formal, cosa que me parece raro porque nunca salimos a un lugar elegante, no por la plata, sino porque no es nuestro estilo. Aunque mi nivel económico no se compara al de Valentin.
En treinta minutos estaría acá y yo no estoy decidida en que ponerme.
Tomé mi celular e hice videollamada con Mica y luego de veinte minutos decidimos que me iba a poner un vestido negro con unas sandalias bajas color beige.
- Si ayer cogieron lindo, ¿que tanta importancia para esta noche? - Me guiñó un ojo.
- Pelotuda - Reí - Seguro es porque es el último día.
- Creo que ya se porqué es pero no te lo voy a decir - Sonrió pícara.
- Bue - Puse los ojos en blanco - Ya falta poco para que venga debería ir bajando.
- Suerte, saquense fotos lindas - Me tiró un beso, yo la imité y luego corté.
Agarré mi cartera y me dirigí a la planta baja donde Valentin, quien se había ido a confirmar la reserva de nuestra mesa, me estaba esperando.
- Te me calmas - Se acercó a mi mientras me miraba de arriba a abajo.
- Vos te calmas, nunca pensé verte con un pantalón a cuadros - Sonreí y él depositó un beso en mis labios.
- ¿Vamos? - Asentí y tomó mi mano para ir a tomar un taxi.
Ya en el taxi noté como Valentin no dejaba de moverse, se acomodaba el pelo, movía sus manos, se lo veía nervioso, quizás por el silencioso viaje.
- ¿Dónde es este lugar sorpresa? - Tomé su mano y me miró.
- Y si es sorpresa, corte que no te puedo decir - Reí ante su sarcasmo - Acá nomas capo - Le dijo al taxista, pagó y bajamos.
- No - Dije de boca abierta.
- Re si - Me tomó de la mano para entrar.
El lugar era en su mayoría dorado, tenia dos cascadas afuera y una iluminación perfectamente posicionada en cada una de las ventanas gigantes del restaurante. Demasiado para mi clase media.
Entramos y había un hombre vestido de traje y moño que me ofreció su mano para entrar.
- Yo puedo sola tranqui - Sonreí - Igual gracias, posta.
- Mi dama puede sola ñeri - Le guiñó un ojo.
Comencé a reír por nuestro vocabulario en un lugar tan formal. Los mozos se miraban extrañados entre sí al estar acostumbrados a recibir otro tipo de gente.
- Hola, em, tengo una mesa reservada a nombre de Oliva - Le dijo a una moza, la cual se veía bastante emocionada.
- Perfecto, permitanme guiarlos hasta la mesa - La moza empezó a caminar y nosotros la seguimos.