[Ahri X Sett] Sangre Vastaya

Un Día con Mamá

Tras acabar la noche de trabajo, en la madrugada salí de las instalaciones para pasar un día con mi madre antes de volver para otro día de trabajo.

Traté de no hacer mucho ruido al entrar, y dejé una bolsa llena de monedas en la mesa de la cocina. Antes de ir a mi habitación quise ver a mi madre para darle un beso en la frente y darle las buenas noches, no se despertó como en otras ocaciones, ha de haber tenido un día duro.

.

.

.

Los rayos del sol molestaban en mis ojos cerrados, aunque esa no fue la única razón por la que desperté, podía oler el aroma de la comida que provenía de la cocina. Me levanté de mi cama y me puse algo más cómodo, una camisa con cuello en "v" con unas cintas entre medio, me arremangué las mangas y salí de la habitación.

— ... Ya despertaste— Volteó a verme al oír mis pasos y regresó su vista al sartén sobre el fuego.

— Buenos días, mamá— Me tallé los ojos aún cansado.

— Siéntate, cariño, come... En la tarde quiero que me acompañes a comprar unas cosas en el mercado.

— ¿...Todavía te siguen molestando?— Aguardó un momento de silencio.

— ... Vamos, date prisa— Prefirió ignorar mi pregunta.

Quizás me sobrepasé la última vez... Ellos se lo merecían, nadie y repito ¡nadie! molesta a mi mami.

.

.

.

El sol ya estaba casi en su punto, desperté tarde, por el cansancio de la noche anterior, y aún lo mantenía, sin embargo tenía que levantarme, antes de que Mila me venga a chillar que soy una floja...

Saqué mis pies de la hamaca y los puse en el suelo, bostecé mientras me estiraba. Como cada mañana revisaba si mis poderes habían regresado... Ni una chispa...

Me di cuenta que nadie estaba durmiendo a mi alrededor, salí del dormitorio para buscarle un sentido a mi día.

Los pasillos estaban vacíos, entonces fui al lugar donde posiblemente esté toda la gente reunida, la sala de descanso...

— ¿Disfrutaste tu sueño, bella durmiente?— La chica de cabello rosa, me doy cuenta que nunca supe su nombre...

— ¿No se te hace que dormiste mucho, Ahri?— Me regañó Vanessa, quien estaba sentada junto a la chica que me había hablado anteriormente, tomadas de la mano.

— No seas tan dura con ella, Nessa, fue su primer día...— Le interrumpió el chico del bar, Yusef.

— Noche dirás— Le corrigió.

— Noche... Sí...— No se quejó, pero en su expresión parecía que era algo innecesario corregirle una palabra— ¿No has comido, cierto? Déjame servirte algo.

— ¿Qué hora es?

— Medio día— Me respondió la oji-ámbar, la chica de cabellos rosas.