Solos en casa

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¡ADVETENCIA,
ESTE CAPÍTULO ESTARÁ LLENO DE NOPOR!

Había pasado ya un año, pues la vulpina se había mudado a la casa de Sett, no fue idea de los dos, sino de su suegra, que se haya encariñado con la joven es una palabra simple. Sólo era cuestión de tiempo para que ellos dos se casaran y formaran una familia bajo su techo, era el único deseo de Alhelí antes de que ella se fuera al mundo espiritual.

El mestizo tenía que irse por trabajo, eso es lo que le dijo a su madre, pues había que organizar todo para esta semana en La Fosa, pero regresaría temprano, antes de que diera medio día.

Alhelí se mostraba muy tranquila aunque, era muy aburrido cuando se quedaba sola en casa, Ahri continuaba dormida y no quería molestarla, pensó que quizás podría tomar una siesta hasta que regresara su hijo. Cruzando el pasillo se dispuso a abrir la puerta de su habitación, pero un olor dulce se hizo presente, venía del cuarto de Ahri, pasó por la puerta abierta con cautela, se acercó a la raposa para oler una de sus colas, Ahri emanaba ese olor dulce, Alhelí se le quedó viendo por unos segundos, luego salió rápidamente de la habitación y la cerró con cuidado. Se alborotó con emoción en silencio, quería gritar de lo ansiosa que estaba, no podía esperar a que llegara su hijo para contarle que la vulpina estaba en celo.

"Tranquilízate, Alhelí..." Pensó la vastaya, se relajó por un momento pero sus ánimos estaban por los cielos.

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El mestizo llegó a la hora que había planeado a su hogar, estaba un poco cansado pues tuvo que lidiar con varias personas que le debían dinero, cosas que le suceden al jefe de la arena. Llamó antes de abrir la puerta y esperó recibir la bienvenida de su madre o su pareja, o ambas.

Su madre fue a recibirlo con la sonrisa más grande que había visto, la última fue cuando le presentó a Ahri.

— ¿Porqué tan feliz, 'ma?— Su alegría le era contagiosa.

— ¡Ohh! Lo que tengo que contarte, cariño— No aguantaba tener esa noticia para ella sola.

— ¿Es algo que puede esperar?— El mestizo se sobó el hombro a la vez que soltó un suspiro.

— ¿Día duro?

— Ni lo imaginas. Iré a dormir un rato— Se disponía a ir a la habitación que compartía con su pareja pero la peli-lavanda lo detuvo.

— Espera, mi'jo.

— ¿Sí?

— Antes de que te acuestes, quiero hablar de algo contigo.

Al peli-caoba le parecía un poco preocupante debido al tono con el que le hablaba.

— Sabes que yo no estaré aquí para siempre, y me gustaría ver que formas tu propia familia, Ahri es una chica preciosa y amorosa...

— Mamá... No te preocupes por eso aún, habrá tiempo para eso, ahora mismo ustedes son mi familia...

Su madre le sonrió con ternura.

— Bien, saldré un rato al mercado, puede que llegue tarde, muy tarde— Agarró un bolso consigo y antes de salir se despidió de su hijo.

"Mas espero que lo mantengas despierto en mi ausencia, Ahri" Pensó la carcayú.

Sabía que en algún momento formaría una familia con la vulpina, estaba lo suficientemente seguro que quería pasar el resto de su vida con ella, pero le tenía miedo a la paternidad, tenía miedo en convertirse en el sujeto que más odiaba y ser una pésima figura para sus futuros hijos. Pensar en todo eso ya lo había estresado, por fin quería irse a la cama y descansar junto a su amor. 

[Ahri X Sett] Sangre VastayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora