Limerencia.

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Aquella noche había sido la primera de un montón de encuentros que le robaban los pensamientos y lo ataban a mi, se que estaba huyendo pero si él se estaba dejando arrastrar tal vez no todo estaba perdido y aunque puede ser una irrealidad solo pienso que vale la pena. Correr contra el dolor esta bien. Los humanos vivimos huyendo del dolor y dependiendo de el para saber que respiramos, entonces si se hace muy asfixiante esta bien huir.

No todo estaba perdido.

Sonreí esa noche mientras pensaba en su sonrisa al bajar de la moto luego de fingir por un par de segundos que vomitaria sus intestinos al pavimento. El cabello revuelto después de sacarse el casco me dejo extasiado bajo las luces de las estrellas y su ropa aún revuelta me encantaba, impregnada del aroma de mis sabanas.

Tan fresco, tan cercano.

Me revolví en mi lugar dejando escapar una risa queda antes de continuar firmando los informes frente a mi. ¿Quién pensaría que después de diez años al fin te comportarias como un hombre -mafioso- medianamente normal? Es irónico pensar que llevábamos durmiendo en la misma cama cerca de tres meses y más de un año escapándonos todas las mañanas a ese gran restaurante que haces abrir solo para nosotros dos.

Un sabor acido se esparce contra mi lengua cuando reconozco esa emoción que se apodera de mi y no me deja ser realista con todo lo que estamos viviendo. Me tambaleo en mi fuero interior mientras observo la tinta sobre el papel. Es momentáneo. No es real.

La boca de un mentiroso y las manos de un asesino nunca estarán limpias.

Estas usándome otra vez. Lo siento en cada fibra de mi ser que se retuerce cuando me miras y se desvanece con cada roce de tu piel.

Pero si ambos estábamos hundidos, fracasados ¿Qué mas podía importar que estuviéramos juntos? Ya estamos destruidos. Coloco un codo sobre la mesa y dejo caer mi mejilla en mi palma. Tengo muchas preguntas que hacer pero no se a quién. Desde el principio todo a sido una tetra exahusta, solo estas preparándote para abandonarme de nuevo y esta vez no será como antes, destruirás todo a tu paso arrasando a muchos y consumiéndome al fin.

Al principio pensé que podría con ello, que no podía amarte a ciegas como cuando eramos adolescentes, ya no lo somos. Ambos tenemos los pies en el suelo y no es una sorpresa para mi ninguna de tus acciones, tus decisiones futuras son predecibles. La destrucción y el desastre siempre estuvieron escritas en nuestros destinos.

Vas a marcharte y aquel pensamiento me molesta, me quema pero tambien me desanima de manera tan devastadora que quiero correr a ver tu rostro, esa sonrisa estúpida y volver a sentir tu piel contra la mia. Quiero sentir tus besos esparcidos por mi rostro y el alcohol en nuestras lenguas.

"—No te confies, no dejes que el sentimiento borre tu racionalidad. No permitas que te arrastre a la destrucción que no podrán contener ninguno de los dos."

Cierro los ojos escuchando su voz musitándome un recuerdo vacio, uno tan antiguo como nuestras presencias juntas. Cuando volvimos a encontrarnos no fue especialmente bueno, la ira se apodero de mi y entre cada trozo de carne ardia fuego que lo calcinaría todo. La pasión es tan desbordante como el odio y ambos no están tan lejos del otra para mi.

Pero ya no hay vuelta atrás. A este punto se que no puedo recorrer mis propios pasos de vuelta.

Pero tal vez esta bien. Quizá desbordarse no esta mal.

Amarte no esta mal.

Muerdo mi labio, la garganta me pica y la desesperación se apodera de mi piel haciéndola temblar por dentro.

Estoy acorralado.

Tan solo quisiera saber que es verdad.

—¿Perdiste en las apuestas otra vez? —Subo el rostro y allí estas, con un par de guardias tras tuyo, los brazos cruzados. De pie en mi umbral, ladeas esa sonrisa juguetona—. Te he dicho que eres muy malo para eso.

Algente. ||Soukoku||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora