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Mis abejas y avispas cada vez más avanzábamos zumbaban más, pues sentían al demonio, todas ellas estaban en fila y al final estaba Momo, quien era muy miedosa a veces.

Luego de recorrer un extenso camino llegamos a nuestro destino justo cuando la luna se terminó de apoderar de los cielos, por lo que el demonio estaba en ventaja.

Este pueblo antes de ser abandonado era muy habitado, pero poco conocido, había muchas personas y, por tanto, bastantes casas muy cerca una de la otra al ser este un pueblo no muy grande.

Recordando donde fue que pase los primeros años de mi juventud, este era un lugar alegre, el Japón colorido que hasta en los inviernos estaba repleto de personas alegres, con casas coloridas y pequeñas, pero acogedoras, con niños jugando y ancianos charlando. Recordar es tan melancólico, pensar que el lugar donde nací es ahora donde se esconde un demonio, el pueblo más alegre es ahora ... solo escombros con sangre. Pensar que esta fue la casa de mis abuelos, de mis amigos, de personas con sueños. Este ... era su hogar.

Quede perplejo, ante todo, no me sentía digno de recordar tales sucesos. Mi cuerpo temblaba, mis abejitas y avispas trataban de consolarme zumbando a ritmo de mi canción favorita, pero, no podía moverme, los recuerdos inundaban mi cabeza y la culpa me consumía, no podía pensar, mi cuerpo no podía responderme.

— ____ no pareces bien— Dijo Tanjirou preocupado

— Debilucho— Me dijo el estúpido de Inozuke

— Estoy bien, estoy bien ...

— ¿Estás seguro? — Preguntó Zenitsu, aunque no creo que esa pregunta haya sido por preocupación real

— Sí, sí

— ¡Yaaaaaaa, vamos a peleaaaaaaar!

Gracias al grito de Inozuke un demonio salió de los escombros el cual tenía el cuerpo ensangrentado de un pequeño niño, esté tenía el estómago abierto, a simple vista se podía ver su estómago e intestinos las cuales palpitaban, por lo que era un festín de sangre y tripas, el pequeño levaba una expresión de dolor inmóvil y los dedos del niño temblaban, cosa que hacía pensar que tenía un suspiro de vida.

El demonio molesto por nuestra llegada tenía una horripilante expresión de desprecio y molestia embarrado con sangre de sus víctimas, tal como su kimono que parecía rojo, más por pequeños agujeros se notaba su color amarillo, irónico para un demonio.

Zenitsu tembló y gracias a la imagen del pequeño estuvo a punto de vomitar. Inozuke solo trago un poco de saliva y se colocó en posición de combate. Tanjirou se paralizó por un momento pareciendo ver una imagen además de él niño que traía el demonio, más al instante estuvieron en posición de combate. Sin embargo, yo me congele, mi cuerpo no respondió a mi intento de ponerme en guardia, el niño que llevaba el demonio me recordaba a aquel día.

El demonio sin penarlo dos veces se dirigió hacia nosotros extremadamente rápido, por lo que Tanjirou e Inozuke empezaron a atacar. Zenitsu estaba en un lado abrazando la caja de Tanjirou, aunque parecía un poco ido de sí.

Luego de poco tiempo logré recuperar mi cuerpo por completo, lo que hace que me una a la batalla. Mientras observaba su pelea, me di cuenta que el demonio intentaba abrirles la mayor cantidad de heridas posibles, además de no cerrar por completo sus heridas, lo qué tal vez quiera decir que se está preparando para usar su técnica de sangre.

Aunque yo sea un usuario de la respiración de insectos, no tengo la suficiente fuerza de empuje como para realizar las maniobras al pie de la letra, además de que tengo más facilidad para balancear la espada. Como todo usuario de la respiración de insectos, sé realizar venenos, mas no muy fuertes, mi padre murió antes de enseñarme todo. Por lo que soy un usuario de la respiración de insectos algo mediocre, lo que compenso con un poco de agilidad.

Me abalanzó hacia el demonio, tomando desprevenido a Tanjirou e Inozuke, usando la danza del ciempiés, para luego alejarme de él. El demonio no logra esquivar el ataque, por lo que el poco veneno que cree estará dentro de él, más al voltear y verme se abalanza directo a mí, Tanjirou e Inozuke van tras él, pero es muy rápido. Yo, en el intento de no morir ni salir lastimado, me trepo a un árbol que se encontraba en los alrededores para usar otra técnica.

— Danza de las mariposas— Uso y digo mientras caigo de el árbol

— ¡Detrás de ti! — grito Tanjirou

Aunque haya dejado muy mal herido al demonio, sigue siendo un demonio (Y uno muy grande), por lo que obviamente no le hice el daño suficiente como para matarlo, además que ni siquiera apunte al cuello. El demonio goteando sangre detrás mío rasguña mi pecho, lo que rasga mi uniforme y crea una gran herida, además de sentirse realmente vergonzoso. Las garras del demonio eran extrañas, pues se supondría que no debería de rasgarse este uniforme.

Caí al suelo por el dolor, el demonio frente mío goteando sangre, se acerca un poco, probablemente para comerme, pero luego solamente se va.

Al notar mi herida, dolía horriblemente, sin embargo, también sentía que enfriaba. Y, en efecto, la sangre del demonio callo sobre mi herida. Me levante adolorido y justo cuando estoy por unirme de nuevo a la batalla, siento mi cuerpo totalmente helado, no puedo mover los brazos o piernas y, mis dedos se empezaron a volver azulados.

Zenitsu se da cuenta de mi incapacidad de moverme, por lo que, intentando ser valiente, corre hacia mí usando, lo que creo yo, una técnica de trueno.

El muchacho de las avispas (Kimetsu no Yaiba X TÚ) Male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora