Nuevo hogar

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Durante el viaje en el automóvil, JiMin logró ver cuando salían de la ciudad y pronto se dirigieron por una carretera cubierta de árboles y pasto. Había frondosos bosques que transmitían bastante calma, o al menos así lo sintió JiMin.

—¿En qué piensas?

El rubio giró su rostro con algo de sorpresa, pues después de casi dos horas de viaje, su esposo finalmente le había dirigido la palabra. El hombre estaba pegado al otro extremo del vehículo y JiMin se imaginó que se debía a su fuerte aroma.

—Me preguntaba porqué nos hemos alejado tanto de la ciudad.

—Bueno, pensé que sería lo más adecuado, dada la situación— explicó tranquilamente—. Tu aroma sería capaz de atraer a una manada de Alfas completa, pero al mismo tiempo creo que si tuviéramos vecinos, podrías ahuyentarlos rápidamente.

—¿Y cómo es que tú puedes permanecer en el mismo vehículo que yo sin tratar de huir?

—Soy un Alfa muy fuerte— presumió el azabache sonriéndole suavemente—. Aunque admito que si estoy contigo por más de una semana, me volveré loco... Por esa razón he pedido que te hagan unas píldoras especiales.

—¿Píldoras especiales?

—Así es, de esa manera disminuirá tu olor y no tendré que huir de ti.

El Omega se sonrojó notablemente y desvió la mirada. En realidad su esposo no era tan malo como imaginó, incluso le parecía simpático.

—Intenté usar supresores, pero no sirven.

—Las píldoras serán más fuertes que los supresores. Quizá no logren ocultar tu aroma, pero si disminuirlo considerablemente.

—¿Y entonces para qué nos alejamos tanto si esas píldoras pueden disminuir mi aroma?

—Bueno, esas píldoras te causarán cosas como sueño... O hambre. Por eso únicamente quiero que las tomes cuando sea necesario o cuando yo esté en casa.

—No entiendo— levantó una ceja confundido—. ¿Quieres decir que no estarás conmigo?

El Alfa amplió su sonrisa y esta vez se acercó un poco más al rubio.

—Mi familia es dueña de una empresa muy grande, por eso tengo que ir de vez en cuando a otras ciudades para hablar de negocios, y durante ese tiempo no es necesario que tomes las píldoras, por eso quería una casa alejada de lo demás para que tú te sientas más cómodo.

—¿Entonces me vas a dejar solito?

—Así parece— suspiró—. No me agrada la idea, pero esto fue muy apresurado y no tuve tiempo de organizar mis asuntos... Aunque tal vez más adelante pueda quedarme contigo.

El Alfa le guiñó un ojo y JiMin inmediatamente sintió sus mejillas calentarse. El rubor se había intensificado por lo que mejor optó por desviar su vista hacia la ventana. Estaba avergonzado. 

Al azabache le parecía alguien muy adorable el menor, sin embargo era cierto lo que le dijeron... Su aroma era demasiado fuerte, tanto que tuvo que contener la respiración en distintas ocasiones durante el camino y al llegar se sentía mareado, pero él no iba a decírselo a su esposo, no tenía intención de que se sintiera mal.

—¿Y qué te parece?— preguntó cuando se adentraron a la hermosa y enorme casa con amplio jardín y rodeada por gran cantidad de árboles.

—¡Es hermosa!— chilló JiMin corriendo hacia las escaleras igual que un niño.

—Las maletas ya están aquí señor ¿Quiere que las suba a la recámara?— preguntó el Beta que había manejado todo el camino.

—No, así está bien, yo las subiré más tarde.

—¿Está seguro señor?

—Si, te agradezco por habernos traído, ya puedes regresar a casa. Solo dile a mi padre que me envíe al nuevo chófer mañana por la tarde ya que tengo una reunión el lunes a primera hora.

—Si señor.

Sin más, el Beta se retiró de la casa y dejó a la nueva pareja de casados completamente sola entre prácticamente, la nada.

—¿Te gusta la habitación?— preguntó el Alfa cuando encontró al Omega recostado sobre la cama con una sonrisa.

—Es muy bonita... Pero tengo una duda.

—¿Qué pasa?

—¿D-Dormiremos juntos?— preguntó avergonzado mientras la sangre se le subía hasta las mejillas.

El Alfa sonrió enternecido y recargó su espalda en el marco de la puerta cruzando sus brazos.

—No creo que hoy sea posible eso, pero cuando te traiga las píldoras probablemente podamos dormir juntos... ¿Te gustaría que así fuera?

El Omega tímidamente asintió. No entendía porqué estaba tan nervioso. Quizá era porque su esposo era un hombre bastante atractivo, de piel muy clara que contrastaba hermosamente con su cabello azabache y esos ojos grises que brillaban como estrellas. Tenía un rostro muy varonil, además era alto y delgado, pero se podían apreciar sus músculos para nada exagerados. Era muy guapo.

O también podría ser que nunca estuvo con un Alfa en la misma habitación por más de diez minutos y sentía que finalmente había encontrado a alguien de quien enamorarse.

—¿Puedo preguntarte otra cosa?

—Claro, lo que quieras.

—¿Porqué aceptaste casarte conmigo?

El azabache borró su sonrisa inmediatamente y desvió su mirada a otro lado. La verdad era que la familia de JiMin tenía una excelente posición económica y social, por eso sus padres insistieron tanto en la boda, por que al final los beneficiaría también. Pero él no podía decirle eso, no podía decirle que fue por conveniencia.

—Me agradaste mucho cuando te conocí, por eso acepté— respondió, aunque no fue como tal una mentira, pues realmente le había agradado el menor, aunque jamás habría aceptado si no fuera por que le convenía a su familia.

JiMin volvió a sonrojarse y sonrió para terminar oculto bajo una almohada, aunque lo único que logró cubrir con ella fue su rostro, estaba avergonzado porque jamás un Alfa le había dicho tal cosa.

Tal vez finalmente había encontrado a su pareja destinada, aunque sus padres dijeran que eso era una idiotez JiMin creía firmemente en ello, y les demostraría que estaban equivocados.

Eternal Love || KookMin PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora