Esta historia es un Omegaverse algo diferente, ya que aunque no lo parezca, habrá mucho suspenso y tendrá varias sorpresas, no es un fanfic 100% de amor y romance... Si te gustan las historias de zombies, estas en el lugar correcto.
Sinopsis:
Jimi...
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Los ojitos soñadores de un pequeño Alfa de nueve años, miraban iluminados a la mujer anciana frente a él.
—¿Entonces yo también tengo una pareja destinada abuela?
—Todos la tienen cariño, tú, tu hermano, tus padres estaban destinados aunque ellos no se dieran cuenta en un principio.
—¿Y entonces yo podré encontrar a mi pareja destinada?
—¡Por supuesto!
—¿Pero cómo? ¿Y si no me doy cuenta?— preguntó preocupado.
—Siempre existen señales mi amor, aveces son muy obvias, algunas veces no tanto, pero si crees, entonces lo podrás encontrar.
—¡Seguro que será una linda Omega!
—¿Estás seguro cariño?
El Alfa ladeó su cabeza un poco confundido con esa pregunta. Según sus conocimientos, los Alfas debían tener como pareja a una Omega.
—¿Por qué lo preguntas abuela?
—No lo sé— la mujer desvió su vista hacia el niño tan solo dos años mayor que lo acompañaba y que estaba sentado junto a la ventana esperándolo—, la vida puede darte muchas sorpresas.
—¡No! Yo seré un fuerte Alfa y me casaré con una Omega.
—No puedes cerrarte a todas las posibilidades YoonGi, quizá así consigas algo mucho mejor.
—¿Tú crees abuela?
—Claro, además no debes olvidar que te lo digo porque soy más vieja y sabia— dijo con una sonrisa logrando que el pequeño también sonriera.
—¡Está bien abuela!
—Tampoco olvides ayudar a aquellos que lo necesiten mi cielo, siempre sé un buen niño ¿Está bien?
—¡Si!
—¿Otra vez estás llenándole de ideas la cabeza mamá?— preguntó un Alfa molesto tomando la mano del pequeño y del otro niño que los acompañaba—, esos cuentos no le ayudan en nada.
—No son cuentos, es real.
—Las parejas destinadas son una estupidez.
YoonGi abrió los ojos de golpe y se dio cuenta de que el vaso de plástico que sostenía entre sus manos estaba totalmente doblado. Lo había apretado con más fuerza de la necesaria.
Resopló enojado y pronto escuchó pasos en las escaleras, por lo que supuso, ellos pronto llegarían hasta la cocina, que era en donde él se encontraba sentado.
—¿Qué debería hacer abuela?— preguntó realmente esperando una respuesta, seguramente ella sabría qué hacer, pero ahora ya no era capaz de pedirle un consejo, porque ella ya no estaba.
