Esta historia es un Omegaverse algo diferente, ya que aunque no lo parezca, habrá mucho suspenso y tendrá varias sorpresas, no es un fanfic 100% de amor y romance... Si te gustan las historias de zombies, estas en el lugar correcto.
Sinopsis:
Jimi...
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Para JiMin, no había nada más relajante que beber una taza de té sentado en la silla mecedora que se encontraba junto a la ventana... La ventana que daba al jardín y que le brindaba una vista perfecta de cierto Alfa que casi todos los días se paseaba sin camiseta mientras trabajaba.
No era culpa suya babear por el hombre, era demasiado atractivo, he incluso si quisiera apartar la mirada, era como si un imán lo obligara a permanecer así. Realmente sentía una fuerte atracción por el azabache.
JungKook convivía más con él que su propio esposo y JiMin siempre tenía eso en mente cuando por alguna razón su corazón latía desenfrenado al tenerlo cerca. «Tal vez debería alejarme un poco» se dijo muchas veces, pero al ver sus ojos tan brillantes e hipnóticos, sentía que era imposible hacerlo.
«Patético... Un Omega casado acosando a un Alfa» negó con su cabeza y se regañó mentalmente. Debía dejar de estar pensando tonterías... Ya tenía un esposo y JungKook no parecía tener 'ese tipo de interés' en él.
Sin embargo, no lo pudo evitar y se debatió si estaría bien empezar a sentir cosas más allá de una simple amistad por el Alfa, después de todo ya habían pasado casi tres meses desde que se conocieron y prácticamente se la pasaba pegado a él todo el día. A JungKook no parecía molestarle, siempre le estaba sonriendo, además era amable y muy caballeroso.
—¿Pero qué mierdas estás pensando?— se preguntó a si mismo—. Ya eres casado JiMin, recuérdalo.
—¿Ahora ya hablas solo?
Aquella voz lo exaltó y por poco provoca que el Omega se caiga de la silla.
—¡Dios mío! Un día de estos me vas a causar un infarto.
El Alfa dejó escapar una suave risa mientras que la mirada de JiMin caía hacia su abdomen...bastante marcado por cierto. Sin duda JungKook tenía un cuerpo maravilloso.
—Allá afuera te están buscando.
—¿Qué? ¿Quién?
—Pues no lo sé, son un par de chicos, dijeron que eran tus amigos.
—Que raro, nadie me avisó que vendría. Iré a ver.
—De acuerdo, si necesitas algo no dudes en decírmelo.
—Si, gracias.
El Alfa se marchó y JiMin aún se tomó su tiempo para colocarse unos zapatos y peinar un poco su cabello antes de salir.
—¡JiMin!
Apenas cruzó la puerta, un Beta bastante entusiasmado lo abrazó con fuerza.
—T-Tae... Me asfixio.
—¡Lo lamento mucho!
Rápidamente lo soltó y al mismo tiempo en que el rubio tomaba grandes bocanadas de aire, el otro Beta que lo acompañaba se acercó a saludarlo.
