Descubriendo la verdad

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Los años pasaron, y Olimpia creció sin saber sus orígenes, hasta donde ella sabia era hija de los Reyes de Tebas.

Todo iba bien, hasta que un día acompañó a sus padres a una reunión que tenían con el pueblo de Tebas.

Hasta el momento sólo ellos tres sabían de las habilidades de Olimpia, pero ese día, todo se salió de control

Olimpia se ha había alejado un poco de sus padres, ya que las quejas del pueblo la estaban aturdiendo, de pronto, dos adolescentes más grandes que ella se le acercaron, llamando su atención.

JOVEN 1: Vaya, vaya, vaya, pero si es la rareza más grande en la historia de Grecia.

Olimpia sólo retrocedió un poco intimidada, ellos no hacían más que hacer su vida imposible

OLIMPIA: Sólo déjenme en paz, yo . . .

JOVEN 1: ¿Te crees muy importante rara?

JOVEN 2: No puedo creer que un fenómeno como tu vaya a gobernar Tebas

Uno de ellos se acercó y jaló un mechón de cabello de la chica, ella intento zafarse, pero no pudo, sin que ella pudiera controlarse, una lágrima todo por su pálida mejilla, y pelirrojo cabello empezó a flamear cada vez más agresivamente

La princesa sacudió su mano e involuntariamente lanzó una llama de fuego que por poco lástima a uno de los jóvenes; ambos se dieron la vuelta y horrorizados vieron a la chica con los ojos completamente negros, ellos echaron a correr, pero cuando Olimpia volvió a su forma natural, vio con horror que Tebas era todo un desastre, el fuego que ella había provocado casi había destruido toda la ciudad.

Olimpia intentó excusarse diciendo que ella no podía controlar eso, pero nadie le creía. 

Sus poderes sólo se desataban si sentía alguna emoción fuerte, no podía controlarlas, antes de que pudiera reaccionar ya había perdido el control.

Todo el reino la creía un fenómeno, y ella no podía contradecirles, y sus padres hacian lo posible para acallar las quejas de los tebanos.

De vuelta en el Palacio, Olimpia se sintió tan avergonzada que se negó a habla con sus padres, y ellos decidieron que ya era hora de revelarle su pasado...

Olimpia estaba en su habitación, intentando olvidar todo eso, pero de pronto, alguien la sacó de sus pensamientos.

MÉROPE: Hija, tenemos que hablar

PÓLIBO: Nosotros, no somos tus verdaderos padres.

OLIMPIA: ¡¿Que?! Es una broma verdad? Porque si lo es no es graciosa

Sus padres negaron con la cabeza, y Olimpia casi se desmaya al escuchar esta nueva información.

OLIMPIA: Entonces, mis padres biológicos no me aman?

MEROPE: No lo sabemos hija . . .

OLIMPIA: Quiero saber

PÓLIBO: (Le cuenta todo lo que pasó)

MEROPE: (Le entrega el collar que traía cuando era un bebé)

Olimpia nunca había llorado frente a nadie, pero esta vez el peso de toda es información cayó sobre ella como una tonelada de Mármol; su madre acarició su rostro con su mano.

MEROPE: Olimpia, yo quiero que sepas que a pesar de esto, te amamos, y nunca te cambiariamos por nada ni nadie

OLIMPIA: Ustedes son lo mes preciado para mi, pero yo nesecito saber de donde vengo.

No me importa si no tenemos lazos sanguíneos, ustedes son y siempre serán mis padres.

PÓLIBO: Nunca nos olvides...

Olimpia los abraza y dice:

OLIMPIA: Como si fuera posible olvidarlos

La princesa del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora