BLAINE.
Mi celular sonó con la melodía de "Roar", de mi cantante favorita Katy Perry, sobre el asiento del copiloto. Lo tomé al ver que se trataba de mi amiga.
- Hola niñita llorona – habló con burla, desde el otro lado de la línea.
- ¿Qué quieres? – bufé molesto.
- ¿No me digas que aun te duele el estómago y estás irritado luego de pasar con el trasero pegado al retrete?
- ¡Agh! – me quejé, girando en una curva.
- ¡Vamos, Blaine! Nadie se ha muerto por pasar una hora encerrado en el baño, te entiendo, de seguro te miraste al espejo y te diste cuenta de que estabas comenzando a engordar como mujer preñada y te tragaste todo un frasco de laxantes. Son cosas que pasan.
- ¡Oye, eso no es cierto! ¡Yo no estuve en el baño! ¡Era sólo una excusa! – Me defendí, más que furioso con sus especulaciones – Y no estoy gordito... – murmuré esto último con algo de vergüenza.
- Eso es cierto, aun no te aparecen tetas como a Hudson, e incluso, me liaría contigo si yo no fuera lesbiana y tú no fueras gay, pero espera y verás. Luego me estarás pidiendo prestados mis brasieres.
- ¡Cállate! Yo estoy bien así y me amo a mí mismo – le reproché – Y, como no haces más que molestarme, voy a colgar, porque estoy conduciendo.
- Te quiero – se despidió.
- Yo también, bruja.
Dejé el celular a un lado y me detuve en el semáforo.
Inevitablemente rebusqué si es que era real lo que Santana había mencionado acerca de que estaba subiendo de peso. Tanteé mi estómago y al no sentir nada raro, me tranquilicé. El ruido de un claxon me hizo dar un brinco. Me percaté de que ya había cambiado a verde, por lo que me puse en marcha.
No tenía muchas ganas de toparme con Kurt esta mañana, después de la conversación de ayer por Skype. No sé por qué no confía en mí, por qué es tan escéptico. Tal vez sea cuestión de tiempo, por lo que dejaré que sea él quien decida por sí mismo contármelo todo.
Aunque, por lo visto, no puedo dejar pasar demasiado, porque este chico está con los problemas hasta el cuello y temo que algún día atente contra su vida. Digo, si ya es capaz de auto dañarse, no imagino lo que podría hacer en un arranque de locura. Se demuestra bastante fuerte, pero es frágil como un cristal.
Si tan sólo pudiera decirle o más bien, demostrarle que todos somos perfectos de maneras inusuales, y que debe aprender a aceptarse tal y como es. Me encantaría verlo vestido y arreglado como lo vi en aquellas fotografías, eso sería asombroso.
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KURT.
Cerré la puerta del cacharro de Finn de un solo portazo. Desde que los idiotas del equipo de futbol habían arruinado mi ropa, solía usar la de mi hermanastro, puesto que no tenía otra alternativa, y no deseaba darle más problemas a mi padre de los que ya le había dado, cuando tuvo que cambiarme de instituto. Pero, esta mañana, había tenido el descaro de reclamarme cuando me acerqué a sacar una de sus sudaderas, diciendo que ya no le quedaba ninguna para él. Me defendí diciendo que yo al menos las lavaba y les ponía suavizante, y que, si él dejara las suyas en el cesto de la ropa sucia, las tendría al día siguiente, en su closet, y no ocultas y pestilentes bajo la cama.
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I Really Care About You [Klaine]
FanfictionBlaine sin querer conoce a Kurt, un chico que, según Blaine, no tiene amor propio y se desprecia, puesto que Kurt suele cortar sus muñecas. Desesperado, Blaine pretende ayudarlo, pero Kurt se niega. Blaine agotará todos los medios para descubrir el...