¿Qué pasaría si en vez de ser GOT7 paséis a ser ocho? ¿Cómo sería pasar con ellos cada minuto de tu vida? ¿Quién es el más divertido contigo?🌷
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Los música empezó a sonar por todo el recinto y a la vez por tus monitores in ear, provocando que los nervios subieran por tu esófago en forma de bilis. Estabas muy nerviosa, pero intentaste tragar la bola y enfocarte en lo que debías. El ambiente tenía a los espectadores impactados, era como si todo el escenario fuese el mismísimo infierno, y el fuego de la pantalla de atrás tuya ayudaba a imaginar todo aquello, y además mostraba la silueta de tu cuerpo perfectamente.
Empezaste a andar y a la vez se escuchaba de fondo las pisadas de los tacones en la pista de música, intrigando aún más al público. Ahora sí, se encendió el foco y la cámara permitió ver a todos tu imagen. Llevabas un body rojo estilo corsé con un cinturón de hojas doradas como detalle y una capa de seda colgando. Además llevabas unas botas negras altas con plataforma, y el pelo muy liso y pegado en una coleta. Se escucharon gritos, vítores y aplausos, ahora mismo eras la reina del maldito infierno.
La actuación comenzó, la música del baile empezó a sonar y tu concentración se centro en hacerlo bien, en aquellas últimas horas donde no habías parado de repetir la coreografía para que nada saliese mal, además de aquellas clases donde el dolor en tu cuerpo te hacía llorar porque no podías más, o aquellos regaños que recibías por hacer algo inventado o por quitarle la paciencia al coreógrafo. Pensabas en como los chicos te habían apoyado, te habían abrazado y te habían visto llorar o gritar de alegría porque por fin te salía. O ellos riendo porque no te quitabas los tacones nunca para adaptarte. Todas las situaciones, tanto buenas como malas, llegaron a tu mente y te fortalecieron, haciendo el baile aún más poderoso. Lo estabas dando todo, los bailarines también daban lo mejor de sí, y la satisfacción estaba empezando a crecer en tu estómago.
La energía fluía por todos y cada uno de los pasos, tu expresión dura y la puesta en escena era tan genial para que, cuando acabases, todos aplaudieran y se levantaran de sus asientos mientras las gotas de sudor caían por todo tu cuerpo. Lo habías hecho magnífico, y tus compañeros de profesión y fans te lo hicieron saber con el gran estruendo que estaban causando.
Pero no acababa aquí, segundos después de acabar los focos se apagaron y tuviste que correr para cambiarte en treinta segundos y salir en escena, ahora sí, con GOT7, tus chicos.
Todo salió tan bien que cuando acabó y fuisteis detrás del escenario un gran abrazo entre vosotros ocho te hizo aún más feliz si podías. Fuiste agradeciendo también a cada uno de los bailarines que hicieron posible aquella maravillosa y grandiosa actuación, y en los camerinos los chicos expresaron lo felices que estaban porque todo había salido bien.
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