Capítulo 4: El primer tatuaje

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Siente la presión de los cálidos dedos del tatuador en la zona más baja de su nuca. Jimin ha pedido específicamente que sea lo más bajo posible dentro de esa franja del cuello, probablemente cubierto con cualquier camiseta.

Gira la cabeza y ve a Jimin sentado en el escritorio del ordenador, mirándole. Sonríe y levanta la mano ligeramente saludándolo. Jungkook sonríe de vuelta y no tarda en volver a girar la cabeza, nervioso, topándose de nuevo con la pared verde que cubre la estancia entera. Cierra los ojos e inspira hondo.

- ¿Estás nervioso? —esa voz grave la reconoce de inmediato a pesar de no ver nada. Puede imaginarse al castaño más cerca de lo que realmente está. Puede imaginarlo con la aguja en la mano y su cuello despejado como un lienzo.— Duele un poco. No mucho.

- No te va a doler nada —escucha a Jimin por el fondo y seguidamente un ligero gruñido de Taehyung en respuesta.

- Duele un poco —recalca de nuevo. Jungkook ya lo sabe y precisamente por eso está tan nervioso. El mayor dolor que ha sentido en su vida fue cuando se pinchó en el pie con un erizo de mar.

- ¿Duele más que pisar un erizo de mar? —gira la cabeza nada más decir eso, buscando la mirada de Taehyung. Puede contemplar de lejos como su mejor amigo disimula una carcajada por el fondo.

- ¿Eh? — el tatuador le mira extrañado pero aún así sopesa la pregunta.— Mmh... no sé... —se acaricia la barbilla pensativo con la mano en la que tiene la aguja mientras Jungkook le mira admirado. Todo el conjunto le combina perfectamente. Tiene una esencia tan peligrosa y amable al mismo tiempo que resulta enormemente atractivo.— Supongo que bastante menos. Nunca me ha picado un erizo de mar.

- A mí sí.

- ¿Y duele?

- Mucho —mira a Jimin en busca de aprobación — ¿Te acuerdas de la cicatriz que me quedó? — el mayor asiente — aún la tengo. En la planta del pie.

- Si no quieres hacerlo, podemos irnos, Jungkookie — responde. El menor se lo plantea durante unos segundos, mordiéndose el labio con nerviosismo. La picadura de erizo dolió una barbaridad.


Mira de nuevo al tatuador y traga saliva. Quiere hacerlo, quiere ese tatuaje, sobretodo después de haber esperado tanto. Si no lo hace ahora, está seguro de que nunca se atreverá. Además, se lo va a pagar Jimin, el mejor incentivo que existe. Cierra los ojos y asiente, aunque no está seguro de que alguien le haya visto.

- Vamos a hacerlo —declara con más confianza en su mente que en su voz.

- Genial —esa voz grave es del tatuador. Vuelve a sentir su mano en el cuello. Se siente tan nervioso que no quiere ni moverse un centímetro. Simplemente imagina la cara de preocupación que tendrá su mejor amigo en este momento y sonríe divertido.— ¿Mejor? —pregunta el castaño malinterpretando el gesto con tranquilidad. Aunque realmente un poco más tranquilo sí que se siente.— te aseguro que esto es infinitamente más placentero que pisar un erizo de mar. Al menos en mi opinión.

- ...

- ¿Sabías que en la antigüedad l¡una de los usos de los tatuajes era precisamente para calmar el dolor?

- ¿En serio? —pregunta el pelinegro con curiosidad. Aún permanece quieto como una piedra pero ligeramente menos tenso. Los sucesivos círculos que está trazando el mayor con los dedos en su cuello le ayudan enormemente a relajarse.

- Hay rumores —la presión crece y es tan agradable que casi siente que ha venido a hacerse un masaje y no un tatuaje. Entonces de repente escucha la aguja encenderse y todo su cuerpo se crispa de nuevo.— a mi no me extrañaría. Después de todo a día de hoy la gente se clava agujas precisamente con ese motivo.

Un tatuaje es para toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora