Capítulo 9: El más picante

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El local parecía haber dejado casi toda su iluminación en el escaparate. Las paredes eran oscuras y del techo colgaban unas pequeñas lámparas de papel de colores diferentes. Era un ambiente bastante agradable aunque también había que tener en cuenta que las horas en las que estaban no eran precisamente las de más afluencia de clientela. El único ruido que se podía encontrar en la sala era la tranquila música de fondo, el sonido del agua hirviendo y un grupo de señoras mayores comiendo al fondo de la sala.

Una mujer joven con un delantal aparece con un par de bandejas y varios cuencos y platos encima de ellas. Los va dejando uno a uno encima de la mesa del par de amigos. Ambos tienen los palillos en las manos y están a punto de atacar la humeante comida.

- ¡Espera! — Taehyung detiene a su acompañante un segundo antes de que hunda los palillos en el bol de ramen que tiene frente a sus narices.— Aún falta el plato más importante.

- ¿De qué estás hab-

- ¡Aquí está! —la misma chica aparece con un nuevo bol de un color rojizo brillante. Jungkook lo mira y alza una ceja.— Es exactamente lo que piensas. El pulpo frito más picante de toda la carta.

- ¿Y quieres que me lo coma? —el mayor asiente con una plena sonrisa — ¡Eso está hecho! — abalanza sus palillos al nuevo bol rojo, pero ni siquiera ha llegado a agarrar un trozo cuando vuelven a interrumpirle.

- Quieto ahí. Se supone que tenemos que hacerlo divertido.

- ¿Que hay más divertido que comer?

- Competir —el mayor sonríe porque ve como una chispa se enciende en los oscuros ojos del contrario.— Apostamos algo. Quien consiga comer más, gana.

- ¿Qué apostamos? —ni siquiera se plantea negarse. Competir está en la naturaleza del más joven.

- Si ganas, asumiré toda la culpa cuando Jimin aparezca y quiera matarnos a los dos...

- ¿Y si pierdo la tendré que asumir yo?

- Simplemente dirás la verdad. Que te me juntaste como una lapa porque te morías de ganas de acompañarme.—Jungkook afila su mirada con molestia y Taehyung sonríe con diversión antes de extenderle la mano. Jungkook la mira. Recuerda esa misma mano cubierta de latex el día que le hizo el tatuaje.— ¿Trato hecho?

El pelinegro no responde. Se queda en silencio un par de segundos antes de esbozar una maliciosa sonrisa. Adora las competiciones y el riesgo de las apuestas, pero lo que realmente caracteriza al menor es ganar.

Jungkook finalmente agarra ese ansiado trozo de tentáculo embadurnado en salsa y se lo mete directo en la boca, aceptando de esa forma el juego del tatuador. No siente el picante desde el principio. Primero llega el sabor de la salsa. Mastica y mastica sin quitar la mirada de su contrincante ni un solo segundo. El calor empieza a invadir su boca. Sigue aumentando y después de tragar nota como toda la cavidad le arde.

Y eso era la primera pinchada.

Pero le gusta, realmente le gusta el sabor. Y de hecho tiene que resistirse a coger otro trozo antes que el castaño sentado frente a él. Taehyung agarra su parte entre los palillos de metal y lo lleva rápidamente a su boca. A pesar de que intenta aparentar total normalidad, se puede al cabo de los segundos en su expresión que esta sufriendo levemente. Traga rápido y Jungkook sonríe con la escena.

- Voy a ganarte —declara con confianza el más pequeño de ambos. E inmediatamente se mete dos trozos seguidos en la boca. Los ojos de Taehyung se abren asustados durante una milésima de segundo antes de intentar aparentar normalidad.— Tu turno.

Un tatuaje es para toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora