Capítulo 10: ¿Es tu novio?

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Aún queda comida en la mesa cuando se ponen en pie. Taehyung se termina su cuenco de ramen en un largo trago y se limpia la boca con el dorso de su mano. Jungkook por su parte se dedica a coger, con ayuda de una arrugada servilleta, todos los pinchos de carne que sus manos le permiten. Una vez Taehyung ha pagado en el mostrador y Jungkook ya no encuentra más hueco entre sus dedos para poder insertar otro palo de madera más, agarran fuerza mental y se disponen a salir a fuera del local, donde un chico pelirrojo con el ceño muy fruncido les espera de brazos cruzados.

Ninguno de los tres dice nada. Permanecen en un silencio que para sorpresa de todos no le resulta incómodo a ninguno. El menor de todos agacha la mirada al suelo y sigue comiéndose sus últimos bocados del banquete que se acaban de dar, y cuando la vuelve a alzar la escena es exactamente la misma. Su mejor amigo fulmina al tatuador, y este último, con las manos en los bolsillos, finge que no se entera de nada.

A Jungkook no le queda más opción que intervenir.

- ¿Quieres uno, hyung? — pregunta acaparando la atención de todos los presentes al mismo tiempo que le ofrece uno de los palillos grasientos de carne a su mejor amigo. Jimin frunce aún más el ceño con una mezcla de desconcierto y molestia que consigue sacar unas carcajadas al tercer presente.

Al escuchar las risas, se gira de inmediato a Taehyung y le señala con el dedo.

- Ni se te ocurra reírte — luego mira al más joven — y tú deja de decir tonterías.

- El pobre niño solo te estaba ofreciendo comida, por dios Jimin... —el castaño rueda los ojos con dramatismo y Jimin aprieta los puños para no lanzarse encima de él en ese mismo momento. No habría sido la primera ni la segunda vez de su vida, pero de ninguna manera quería recrear esa escena delante de Jungkook. — Supongo que esperas una disculpa.

- ¿De quien fue la idea? —nadie responde. Los labios del pelirrojo permanecen en una línea esperando una respuesta, pero lo único que llega es silencio. — ¿Fuiste tú Taehyung?

Y tras dos segundos, el tatuador suspira y alza la palma de su mano. Él perdió la apuesta. Él asumirá la culpa. Además de que técnicamente sí que ha sido su culpa, y para colmo, es el mayor de ambos. Mira a Jungkook y sonríe.

- ¡FUI YO! —pero quien responde no es el esperado. Ahora con más palos vacíos que llenos en las manos y los mofletes manchados de grasa, el menor alza uno de esos puños llamando la atención de los otros dos presentes. — Yo le pedí irnos de allí. Me perdí y estuve un buen rato buscando el coche hasta que me encontré a Taehyung. —mira al castaño en busca de apoyo a su historia. La expresión del mayor es de sorpresa, pero no tarda en adoptar una actitud segura y asentir. — Me entró hambre y en vez de volver al coche le pedí que me llevara a cenar a algún lado.

- ...

- Siento haberte preocupado —ladea la boca con arrepentimiento — no era nuestra intención.

- Ve al coche —señala la furgoneta que se encuentra aparcada a unos metros. Junto a ella se encuentran los otros dos restantes del grupo conversando en altos tonos. Es casi gracioso ver como las siluetas oscuras gesticulan y alzan los brazos desde lejos. Jungkook asiente y avanza un par de pasos, pero la misma voz hace que se detenga al instante. — ¡Espera! —Jimin se acerca y tiende la mano. — Quítate eso.

- ¿Eh?

- La chaqueta. No es tuya. —Jungkook se sonroja pero no tarda ni un segundo en cumplir la orden. Siente que le han pillado con las manos en la masa. Taehyung rueda los ojos mientras intenta no contemplar la escena. — Pídele a Jin que te de un abrigo.

- Sí, hyung.

Y se marcha. Se marcha volviendo la vista hacia atrás un par de veces, pero ninguno de los dos que aún permanecen frente a la entrada del local le devuelven la mirada. Están demasiado ensimismados en el contrario como para prestar atención al pequeño. Jimin le lanza la chaqueta a Taehyung con brusquedad y este la coge al vuelo.

- ¿Se puede saber por qué tiene tu chaqueta puesta? —el pelirrojo se echa el flequillo hacia atrás con agobio y niega. — ¿Sabes qué? No quiero saberlo. No me importa.

- La suya se mojó —ignorando las palabras de su amigo, le explica con desinterés al tiempo que tiende la sudadera roja del menor. Aún está un poco húmeda, aunque en mucho mejor estado que horas antes. — Eres un dramático.

- Taehyung, no.

- ¿Eh?

- Te lo digo —agarra la sudadera de su amigo y aprovecha para acercarse al castaño. Se miran fijamente, casi retándose el uno al otro con la mirada. De cualquier manera los ojos del pelirrojo tienen mucha más rabia que los contrarios. — Ni se te ocurra.

- ¡Solo es una sudadera, por dios!

- Ni se te ocurra —repite más lentamente.

- Solo le dejé la sudadera porque la suya se mojó de agua, Jimin. Deja de exager-

- ¡Sé que fue idea tuya! —en este caso la sudadera roja de su amigo amortigua los puños que no para de apretar contra sí. No quiere perder la calma, pero la actitud arrogante de su amigo no ayuda a relajarle. — Namjoon me contó todo.

- Oh.

- Y además se perfectamente cuando Jungkook miente. Le conozco desde que aprendió a hablar, joder. Literalmente ese niño a aprendido a mentir gracias a mí. ¡Y os creéis tan jodidamente listos como para mentirme a la cara!

- No es como te imagin-

- Más te vale que no sea como me estoy imaginando, Taehyung. Más te vale, porque te castro. —vuelve a señalar al castaño con el dedo, clavándolo en su pecho. En ese momento la bocina de la furgoneta de sus amigos resuena por toda la calle. Jimin les hace un gesto para que esperen y se gira de nuevo a su amigo. — Hablo en serio. Con Jungkook no.

- Solo fuimos a comer, Jimin.

- Eso espero.

Esas palabras sirven como despedida. El pelirrojo le da la espalda y camina de regreso con los demás, que están esperándole dentro del vehículo. Taehyung se coloca su chaqueta de cuero con molestia por la situación. Se pasa la lengua por el labio inferior mientras observa impotente como su amigo se marcha.

Antes de que avance demasiado grita.

- ¿Acaso es tu novio y no nos lo has dicho? —pregunta en voz lo suficientemente alta para que Jimin lo escuche. Y lo escucha, pero no responde. No lo hace con palabras, al menos. Sin girarse, alza su dedo del medio y le dedica un corte de manga.

Y Taehyung no puede evitar sonreír. 

Un tatuaje es para toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora