Capítulo 6: La gran pantalla

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A su mejor amigo le queda realmente bien el nuevo color de pelo. Es un hecho. Lo sabe Jungkook, que no para de observarle con diversión ya que le recuerda a uno de los nuevos avatares que ha sacado su videojuego favorito. Pero sobretodo lo sabe el propio Park Jimin, quien no para de enredar sus propios dedos entre los rojizos mechones como si estuviera en medio de una sesión fotográfica.

Y por cierto, no está en medio de una sesión fotográfica, sino en la revuelta habitación del menor.

- ¿Dónde habéis quedado? —Jungkook le mira desde la cama, tumbado boca arriba.— Esa sudadera es nueva. Te va a quedar grande.

- Me gusta que me queden grandes —responde tranquilamente su amigo mientras se adentra en el interior de la prenda y seguidamente intenta sacar sus extremidades por los perdidos orificios que debería tener la sudadera roja.

- ¿Dónde habéis quedado? —vuelve a preguntar el más joven mientras observa la escena.

- ¿Dónde... —su amigo ahora parece un matojo de tela andante. Tiene la cabeza y prácticamente la mitad del cuerpo cubierta por la sudadera roja.— No tiene orificios esta cosa o qué... —Jungkook se ríe en voz baja divertido con la escena.— ¡¿Por dónde demonios puedo sacar la cabeza?!

- Anda, déjame a mí —espeta el menor poniéndose en pie y alzando las mangas para que su amigo pueda orientarse más fácilmente. En pocos segundos una revuelta cabellera pelirroja aparece entre los pliegues de algodón. A juego con el color de la prenda.— Ahora dime — le ayuda a meter los brazos con intención de proseguir con su pregunta una vez terminara el mayor de vestirse, pero la imagen es tan graciosa que tiene que cubrirse la boca y darle la espalda a su amigo.


El chico de cabellera a llamas podría envolverse casi tres veces con la tela que le sobra de la sudadera. La prenda le llega prácticamente por las rodillas y por las mangas solo asoman el extremo de sus pequeños dedos.

- ¡E-esto es enorme! —Jimin le patea el trasero molesto y comienza a deshacer todo el trabajo que acababan de terminar. En menos de un minuto, la sudadera roja está hecha un bulto sobre la cama de Jungkook.— Dame otra cosa que no esté hecha a medida del Yeti, por favor.

- Te dije que era grande... —responde el menor mientras rebusca en su armario algo que pueda servirle a su mejor amigo.

- ¿Aún no te han enseñado en el colegio la diferencia de grande a enorme?

- Lo que pasa es que ya no tenemos la misma estatura, hyung... —responde el menor, escondiendo una traviesa sonrisa ya que le está dando la espalda.— ¿Te gusta esta? —se gira y muestra una sudadera blanca. Aunque no se note que es más antigua, lo sabe porque se la ha visto puesta al menor un montón de veces. Asiente y su amigo se la lanza.— Ahora dime.

- ¿Que te diga el qué?

- El sitio en el que has quedado.

- ¿Por qué te interesa tanto? —el mayor se pone en pie y va a revisarse al espejo. Conforme con el resultado, asiente varias veces. — Vamos al autocine. Hemos quedado en casa de Namjoon para ir todos juntos.

- ¿Y quién va?

- Namjoon — el pelinegro le mira con los ojos abiertos, esperando que prosiga. Obviamente no iba a ir solo a un cine con Namjoon.— y Jin.

- ¿Y?

- Yoon... —el pelirrojo se coloca un dedo sobre su labio inferior y niega tras pensar en silencio un par de segundos.— No. Yoongi no.

- ...

- ... —Ahora se está terminando de peinar con sus propias manos. Jungkook le observa en silencio.

Un tatuaje es para toda la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora