Recuerda Tus Palabras

Cap 12: Conejitos

Hola people!!

Estuve medio out porque vino mi mamá de otro país por unos día. Estuve leyendo algunos fics de los chicos hasta en inglés y todos siguen adelante además... ¡Cuarentena! Con algo hay que apalearla!

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Unos días más tarde, me encontraba en la biblioteca, realizando una tarea que me encomendó tío. Tuve que ir a recoger unas cosas y lo vi: Wei Ying con Nie HuaiSang. No sé cómo explicarlo, pero sé que trama algo.

Más tarde, escuché su voz:

— ¡Lan Zhan! ¡He vuelto a la biblioteca! ¿Me extrañaste?

—Vete.

—Yo sé que aunque no lo confieses me extrañaste sino ¿por qué me miraste hoy más temprano?

¡Es insufrible! Sí, hoy más temprano lo observé, pero fue porque estaba seguro de que algo así pasaría. Indisciplinado. Comenzó a reírse a carcajadas.

— ¡Eres tan fácil Lan Zhan!

—Vete. –Volví a repetir impasible.

— ¿Si no me voy, me lanzarás de la biblioteca hacia afuera?

Es increíble la cantidad de insultos que pasan por mi cabeza ahora.

— ¡Cálmate Lan Zhan! Te he traído un presente.

—No me interesa.

Para mi total asombro, sacó dos conejitos de su manga. Los tenía agarrados por las orejas, así que parecían una bola blanca, esponjosa y tierna.

— ¿En verdad no los quieres? –Cuestionó- Gusu es raro, no hay faisanes pero sí muchos conejos. ¿Los quieres? –Traté de poner mi cara de indiferencia-. Bien, si no los quieres, se los daré a alguien más.

—Detente. –Dije-. ¿A quién piensas dárselos?

¿A quién más le regalaría conejos? ¿Existe en verdad esa persona?

—A alguien que sepa asar conejos.

—Matar, está prohibido en la Profundidad de las Nubes.

—Bien, bajaré la montaña, los mataré y se los daré a alguien que los cocine bien. –Se acercó uno de ellos a su cara- Tú ni siquiera los quieres.

¿Matar conejitos? ¡Imperdonable! ¿Cómo podría hacerles eso?

—Da-me-los. –Dije al tiempo que extendí mi mano. Él rió.

—Siempre eres así, Lan Zhan.

Los soltó en mi escritorio. Ambos conejos comenzaron a moverse, Wei Ying sacó una hoja de lechuga y la partió en dos, ambos comían de forma tierna. Me gusta mucho verlos. Luego comenzaron a jugar uno encima del otro.

— ¡Lan Zhan! –Pronunció asombrado- están uno encima de otro, ¿crees que ellos están...?

—Ambos son machos. –Expliqué sin rodeos.

Luego uno se paró en mi tinta y comenzó a saltar y manchar por doquier. Wei Ying comenzó a reír de forma sonora.

—Siempre que vengo a la biblioteca, terminas limpiando –se sostenía el estómago mientras reía- ¡Soy tu maldición, Lan Zhan!

—Vete.

No se iba, así que lo arrastré hacia fuera de la biblioteca y cerré la puerta.

Los conejitos habían hecho un desastre, pero nada se compara al desastre de Wei Ying. Antes de limpiar, los contemplé un rato y luego jugué con ellos. Nadie me estaba viendo, nadie tenía porqué enterarse que me gustaban los conejos ni que me encantaba que me los hubiera dado el desvergonzado revoltoso.