II

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Ese mismo día, pero cientos de kilómetros, pasando ríos y mares, en una isla muy pequeña había un pueblo con un rey y sus dos amados hijos. Ambos crecían con el amor que únicamente el sol puede observar, días llenos de calor, en esa isla no existía el invierno ni el otoño, el mar daba una paz a todos y la pesca era su especialidad. Taehyung era el hijo menor del rey, pero no el mas amado por este, aunque le tenia un profundo cariño no se podía comprar con el del primogénito. Taehyung creció sabiendo esto, no le molestaba y no tenia semillas de celos en su corazón, amaba tanto a su hermano que solo podía sentir orgullo por que este fuera el mejor rey que existiera sobre todo el mar.

El joven príncipe caminaba por la orilla de la isla, recogiendo conchas de mar, buscando la ideal para el regalo de su hermano, había tardado meses en encontrar el regalo perfecto. Aunque no era su cumpleaños o un día de celebración especial, tenia un deseo enorme por agradar a su hermano, aunque este ya lo amaba. Los pequeños pies de Taehyung caminaban por la caliente arena, esta era tan suave que le daba cosquillas haciendo que el niño no parara de sonrisa. Si había algo que alegraba el día del niño era jugar en el mar, nadar con los delfines y ver los coloridos peces que había cerca del arrecife.

"Si escondo bien las conchas de mar podré jugar unos minutos en el mar." pensó el niño mientras buscaba un lugar en cual poner sus conchas, había tomado dos conchas del color de la arena y una de un rosado como el atardecer, al verlas le recordaron a su madre, ella solía usarlas para decorar su cabello cuando iban a camina por la playa. Cuando Taehyung se esforzaba podía recordad el calor de sus manos y su aroma a coco. Encontró un lugar perfecto para esconder el regalo de su hermano, era un pequeño hueco dentro de un árbol, pero este estaba cubierto por algunos hongos. Dejo con sumo cuidado las conchas dentro del hueco, para que estas no se dañaran.

No pensó ni dos veces el niño en meterse al mar y comenzar a nadar con todas sus fuerzas, de repente sino la necesidad de querer nadar fuera de la isla quería ver más allá de lo que ya tenía. El agua del mar era cálido como las fogatas cuando ya han muerto tras pasar el amanecer, Taehyung podía ver el mismo cuelo reflejado en el mar, colores naranjas y amarillos, parecía que el mismo mar estaba en llamas. Por alguna extraña razón el niño se sintió en paz, libre y al mismo tiempo algo inquieto al ver a lo muy lejos un pájaro yendo al lado opuesto de la isla. Se pregunto si existirían mas personas fuera de su pequeño mundo rodeado de agua salada, nado como si su vida dependiera de ello, hasta que algo o más bien alguien tomo su pies deteniéndolo.



-Lo vi nadar sin rumbo su majestad, parecía que se iba a ahogar. - hablo un guardia del rey con la ropa empapada y con la voz llena de cansancio.

-No fue así, se nadar bien, solo quería saber que hay afuera. - trato de defenderse Taehyung con la boca llena de culpa y vergüenza, aunque sabia que su padre le daría la razón al guardia. Las manos del niño jugaban nerviosamente entre sí como si estuvieran discutiendo. – Padre, quería ver si existen mas personas fuera de la isla.



El rey observo de manera severa al príncipe, una parte de él se sentía decepcionado mientras que la otra preocupado por que su hijo volviera a intentar huir de una manera tan insensata. Sabia que esa era una conversación que debía tener con su hijo a solas, pensó en llevarlo a una habitación lejana de su pequeño castillo para que pudieran hablar con calma. El rey con un simple gesto de agradecimiento y respeto hizo que el guardia se retirara sin decir ni una palabra, dejándolos solos. El rey se levanto con elegancia y pacíficamente hasta estar frente a su hijo, para poder rodearlo entre sus brazos con fuerza, como si así liberara su temor de que este hubiera muerto.

Sin desprender el cálido abrazo, el rey llevo a su hijo a la antigua habitación de su esposa, el niño no dejaba de llorar pues sentía tristeza por haber causado tanta preocupación a su padre y lo último que deseaba era tener su desaprobación. Una vez dentro de la habitación de la antigua reina, el rey tuvo que respirar profundamente para obtener el valor necesario. Observo con ojos dulces a su niño inocente, por primera vez parecía darse cuenta que su hijo poseía el rostro de un ángel, en lugar de sentirse feliz por aquello su corazon tuvo un pesar y supo que su belleza seria la causante de mucho sufrimiento. El rey deposito a su hijo sobre una vieja mecedora hecha de pino y aun tenia aquel aroma, el rey casi podía oler a su esposa cuando entraba a la habitación, pero el aroma solía ser siempre el culpable de traer los malos recuerdos.

-Hijo mío, puedes salir de la isla.- la voz de su padre fue firme como el trueno en plena tormenta. Taehyung casi podía sentir las lagrimas salir de sus mejillas nuevamente. Era la primera vez que su padre le levantaba la voz de aquella manera, el príncipe sintió miedo aunque podía notar el calmado rostro del rey, sin ninguna arruga o fruncir el ceño.- Por lo menos hasta que seas mayor, hay peligro afuera, gente mala y cruel que desea hacernos daño.-

El rey sabia que estaba por tomar un tema que había intentado evitar con todas sus fuerzas, lo último que deseaba era que sus hijos supieran la verdad. Pues la verdad podría llenarlos de odio y devolver el mal con mal.

-Cuando tu hermano sea rey, podrás salir todo lo que quieras ¿de acuerdo? – esas habían sido las únicas palabras que el rey pudo haber dicho con tal de desviar el tema.

Corona De Mentiras (Vkook/Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora