Taehyung
El príncipe se despertó con el calor de la isla y con la luz del sol brillando con más intensidad que nunca. No había duda alguna de que extrañaría con todo su corazón aquella isla, aunque tenía un deseo por conocer que había afuera. Las gaviotas cantaban con fuerza y algunas aves las acompañaban, el océano rugía con más fuerza que nunca como si este quisiera expresarle con palabras lo mucho que extrañarían al joven príncipe. Taehyung sintió que su cuerpo estaba cubierto de flores de un rosa vivo, tenían un aroma agradable y dulce que perfumaba su cuerpo entero. Abrió los ojos esperando ver a su hermano, pero en lugar de eso se encontró con los ojos de los niños del pueblo que intentaban aguantar la risa lo mejor posible. Cuando estos notaron que el príncipe se había despertado, lo llenaron de besos y abrazos. En unos segundos la habitación se había llenado de risas y alegría, las madres de los niños observaban con lágrimas al príncipe que pronto se iría de la isla.
- ¿Quién me ha llenado la cara con miel? – pregunto Taehyung al notar lo pegajoso que sentía el rostro, está sonriendo ante aquella broma, pues conocía que los niños eran traviesos y les encantaba hacer eso. Las madres no pudieron evitar reír al ver al príncipe con el rostro lleno del brillo de las abejas. Mientras que los niños intentaban esconderse, pero sin saber en dónde. La miel del rostro del príncipe era dulce y cálida por el sol, aunque hubiera preferido tenerla en su desayuno o en alguna fruta.
-Le hemos preparado un baño en el rio. - hablo encargada de las sirvientas, una mujer de edad mayor, con el rostro repleto de arrugas y con el cabello blanco como el de la arena después de una tormenta. Su voz se escuchaba triste y adolorida, como si estuviera enferma o si la hubieran lastimado, sus ojos por otro parte están rojos como si la noche anterior las lágrimas no pararan.
Taehyung conocía muy bien aquella mujer, tanto como para no preguntarle cómo estaba pues sabía que lloraría de inmediato, haciendo que su ultimo día en la isla fuera más triste de lo que iba a ser. Le respondió con una sonrisa, tratando de mostrar su lado más encantado y tierno, aunque una parte del joven sabía que no era cierto, sus ojos estaban perdiendo el brillo con cada segundo que pasaba, y lo que más quería era tener el mejor día para poder atesorarlo por siempre.
El camino al rio fue una sorpresa para el muchacho, había música por todas partes, los niños cantaban detrás de él, los guerreros tocaban los tambores, mientras que las mujeres lanzaban flores y lo miraban con cariño, parecía un desfile como los que solían hacer cuando moría un rey o cuando se coronaba uno nuevo. No había gente en el pueblo que no estuviera sonriendo o dándole elogios al príncipe, diciéndole lo mucho que lo iban a extrañar o cuanto lo amaban. La selva también parecía estar de fiesta pues incluso los árboles frutales tenían su fruto maduro y listo para comerlo en cualquier momento, las mujeres comenzaron a bailar al ritmo de los tambores y algunos hombres cantaban canciones sobre los mejores guerreros y de amor. Taehyung miro estupefacto el rio, estaban lleno de flores hermosas, colores vivos que suelen verse más seguido en la primavera, el agua olía a dulce y relajante, por un segundo tuvo el deseo de lanzarse y mojarse lo antes posibles, hasta que un pensamiento le impidió dar el primer paso.
- ¿Es traición? - le susurro a la anciana en cuanto entendió lo que estaba pasando. Los desfiles eran solo para los reyes, le baño en el rio con las flores de las montañas era solo para reyes, la música sobre la fuerza de guerreros y la belleza del amor era solo para reyes. Pero Taehyung no era un rey, era un príncipe, al aceptar lo que pasaba a su alrededor era muestra de traición. Por una razón se estaba yendo de la isla, para evitar que su hermano lo viera como una amenaza. Taehyung negó con la cabeza pues aún sin tocar el agua sentía la culpa, el temor y la tristeza de que el pueblo voluntariamente lo estuviera tratando como rey, algo que jamás seria.
-No es traición, eres el rey legitimo del pueblo y esperaremos fielmente a que vuelves. – La vieja anciana le respondió en la lengua antigua del pueblo, una lengua casi muerta que solo era conocida por los reyes y algunas familias que la transmitían a nuevas generaciones como herencia. Muy pocos de los presentes pudieron entender lo que esta estaba diciendo, y los que lo hicieron le dieron al príncipe palabras de ánimo.
Sin saber que hacer, se dejó llevar por el momento, dejando a un lado el recordatorio de su partida y así poder disfrutar su ultimo día. Dejo caer sus prendas de dormir, dejando que él le brindara un calor encantador y que el cálido viento le diera cosquillas en sus partes íntimas que estaban siendo vistas por todo el pueblo, esto hizo que su rostro tomara un hermoso tono rosado pues no estaba acostumbrado a mostrarse así. La gente le aplaudía y lo animaba a meterse al rio, lo cual no tardo en lanzarse y dejar que el agua eliminara la miel de su rostro, mientras que los peces de colores amarillos y rojos nadaban a su alrededor. El joven sonreía bajo el agua, tratando de dejar de frotarse los brazos pues no esperaba que estuviera tan fría. Nada bajo el agua por minutos, levando el rostro solo para respirar, ignorando que había gente a su alrededor tocándole tiernas canciones de cuna. Sintió como los dedos de sus manos y sus pies se arrugaban rápidamente. Entonces, sintió como el agua se volvía más cremosa y con fuerte aroma a coco recién abierto, saco la cabeza para ver qué era lo que estaba pasando y se encontró con las niñas del pueblo vertiendo leche y crema de coco por todo el rededor del rio. El agua ahora tenía un fuerte aroma que comenzaba a marear al príncipe. Intento levantarse para poder respirar aire limpio, lejos de aquel empalagoso aroma que comenzaba a marearlo hasta el punto de querer vomitar.
-No puede salir mi señor, es un regalo del pueblo. - dijo una niña que vertía leche de aceites de coco al rio, uno tras u otro, parecía que no iban a acabar nunca. La niña le dedico una sonrisa sincera he inocente, intentando tranquilizar al príncipe mientras tarareaba una canción de cuna.
- ¿Qué clase de regalo es hacerme vomitar? – replico el príncipe en tono bromista sin si quiera intentar ocultar su hermosa sonrisa, haciendo que las niñas alrededor soltaran carcajadas. Todas miraban al príncipe con ojos llenos de diversión, algunas murmuraban entre ellas sobre lo hermoso que lucía ese día, mientras que otras hablaban sobre lo mucho que se extrañaría.
-Es un recuerdo, un ritual muy antiguo, se hace a los reyes que se van para no volver jamás, siempre llevara el aroma de su pueblo, su tierra y su gente. - la niña intento sonar madura y espiritual como la anciana que trabajaba en el castillo, aunque su voz era más tierna e infantil de lo que ella quería.
Taehyung no volvió a intentar salir del rio hasta que le dijeran, no quería verse desagradecido por el atento regalo que estaba recibiendo por su pueblo. No supo con exactitud cuanto tiempo estuvo en el rio, pero fuero horas que parecían interminables. Cuando sentía hambre, las ancianas le daban pasteles de coco y cuando tenía sed le ofrecían agua de coco y menta. Tenía prohibido comer algo que no fuera coco, una fruta que no era su favorita, pero aun la aceptaba con gusto. Su rostro comenzaba a picarle y tomar un tono rojillo, pero no se quejó de aquello pues pensó que era parte del ritual. Nado por incontables horas, hasta que pudo ver que faltaba poco para que el atardecer llegara. Entonces los tambores pararon, las mujeres dejaron de cantar y las niñas ya no vertían leche ni agua ni crema ni aceites de coco. Y todos como si les hubieran dado una orden silenciosa, le dieron la espalda al príncipe, menos la anciana que le tendía a Taehyung una bata de seda del color del mar. Era la primera vez que veía esa bata con desconfianza se levantó del rio y tomo la bata, se cubrió lo antes posible y se puso unas sandalias nuevas de piel. En silencio todos fueron a la orilla del de la playa para poder terminar con el desfile y despedirse personalmente del príncipe.
- ¿Cómo es que mi hermano permitió todo esto? - pregunto Taehyung con curiosidad a la anciana mientras caminaban en silencio, le parecía tan extraño que hicieran el ritual para un rey a un príncipe, mientras que días antes había sido acusado por traición.
-He puesto al rey a dormir, y no despertara hasta mañana. – hablo anciana una vez que llegaron a la orilla de la playa.
Todo el pueblo se sentó a observar el sol ocultarse, ver a los delfines a le lejos dar saltos y piruetas, por otra parte, las gaviotas volar con gracia. Nadie dijo nada, todos estaban en completo silencio, era la primera vez que no se escuchaba ruido en la isla, esto hizo que Taehyung sentir paz y ganas de llorar. No intento en ocultar su tristeza, lloro todo lo que quiso, estaba dejando a su familia, su hogar, sus amigos, todo. Estaba dejando su vida atrás, las lágrimas salían sin parar y todo el pueblo le puso una mano encima intentando tranquilizar su dolor. Todos compartir la tristeza de dejarlo ir.
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Corona De Mentiras (Vkook/Taekook)
FanfictionLa piel de un lobo gris estaba sobre la cama del hijo más joven del rey, era su piel favorita pues el mismo había matado al animal mientras este cuidaba a sus crías. Jungkook había disfrutado tanto ver como la sangre del animal teñía la blanca nieve...