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Era cosa de la media noche cuando Jin regresó a su casa; estaba agotado tanto física como mentalmente, y la realidad era que sentía una extraña sensación de opresión en el pecho que no terminaba de entender.

—Te prepararé un té, ahora sube y ponte ropa seca ¿Bien?— dijo su madre, y el muchacho solo atinó a asentir mientras se encaminaba a su habitación, pero no había dado ni cinco pasos cuando la señora Kim volvió a llamarlo —¿Estás bien hijo?—

—Creo... que sigo en shock, entiendo completamente la reacción de la madre de Jaehwan, pero la realidad es que me impresionó bastante verla así— mintió el castaño para evitar más preguntas —; de hecho, me parece que lloró más que cuando lo reportaron desaparecido—

—Bueno, a veces las personas tienden a llorar más cuando se sienten aliviadas por algo; en el caso de la señora Lee, además de estar feliz porque su hijo aún está vivo, también sacó toda la angustia que tenía reprimida desde hace tiempo... Aunque la realidad a mí me intriga cómo es que logró escapar, y por qué te llamó a ti y no a ella o a la policía— respondió su madre en tono pensativo.

—La señora Lee cambió su número de celular porque algo le sucedió a su chip, y en cuanto a lo de la policía... no sé, si lo pienso bien, si yo escapara de donde sea que me tuvieran secuestrado pensaría en todo menos en llamar a la policía— explicó el chico simplemente —; iré a cambiarme. — Agregó, dando así por terminada la conversación y subiendo las escaleras, pero en cuanto ingresó a su habitación no pudo evitar detenerse y mirar con aprensión el armario; las velas seguían ahí, apagadas, tal como las había dejado; la única diferencia era que la puerta estaba entreabierta. Súbitamente, el corazón de Jin comenzó a acelerarse y la imagen de aquel portal al que estuvo a punto de ser arrastrado lo asaltó con brusquedad; el temblor se apoderó de su cuerpo "Pero no es posible... ya no hay manera" pensó y, tras vacilar un poco, se acercó lentamente hasta la puerta de madera; apenas había extendido la mano para abrirla cuando la repentina vibración de su celular sobre el escritorio lo hizo pegar un brinco —Diablos— farfulló, dejando escapar todo el aire que había estado conteniendo y redirigiendo sus pasos hacia donde estaba el teléfono.

Eunji:

¿Ya estás en casa?

12:15 a.m.

Jin:

Sí, acabo de llegar

12:16 a.m.

Eunji:

¿Puedo ir?

12:16 a.m.

Jin:

Vaya pregunta, aquí te espero

12:16 a.m.

Luego de que el chico se aseguró de que su amiga no mandaría más mensajes, miró un par de minutos el armario, se acercó nuevamente y abrió la puerta de un tirón; el muchacho soltó un suspiro de alivio al comprobar que el interior del mueble había regresado a la normalidad, y que no cerraba por el simple hecho de que el seguro de la puerta se había roto.

—Parece que realmente soy libre. —

***

Una vez que la castaña llegó a casa de Jin, y de que le hubo explicado a su madre que también estaba empapada por el supuesto escape de Hyuk, el muchacho le prestó una sudadera para que se cambiara, dado que realmente estaba calada hasta los huesos.

Voodoo dollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora