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Los finos oídos de la heroína al escuchar aquella palabra detuvieron abruptamente sus pasos apresurados.


El crujido de las papitas termino como un eco fantasmal, y las migajas de pan quedaron pegadas en sus rosados labios como abejas al panal. La nación americana miró sorpresivamente como su ex-tutora salía de su oficina muy enojada.

Aunque enojada era una descripción muy inferior, más bien el sinónimo "furiosa" le cabía tal como anillo al dedo, puesto a que las mejillas, usualmente blancas, ahora pigmentaban un rojo vivo, su ceño estaba tan fruncido que unas arrugas gruesas florecieron en su frente e incluso América juraba poder ver las malas vibras contaminar el aire desde el cuerpo de la inglesa.

Una carcajada fuerte resonó detrás de la puerta, América miró a la dueña de aquella risa sarcástica.

Cabellera roja, como una fraga de fuego, cada hebra era lisa y a la vez rebelde, ojos profundos como los salvajes bosques, de labios duros y curvados; vestía un uniforme similar al de Alice, pero los colores eran distintos.


Ella era la hermana mayor de Inglaterra.

La fuerte representación de Escocia.


—¡ DEJA DE LLAMARME ASÍ ESCOCIA!- gritó Alice.

En ese preciso momento le importaba un carajo mantener su perfil de dama inglesa educada. Su "querida" hermana mayor le había colmado la última gota de paciencia con una sola frase.


—Pero si es la verdad, Alice.

La nación británica estaba lista para insultar a su hermana, sin embargo la curiosa mirada de la superpotencia mundial le impidió hablar.


Las chicas hicieron contacto visual, el profundo mar se mezcló con el esmeralda, rápidamente un cascada de vergüenza cayó contra el cuerpo de Alice. ¿Por qué el destino era tan cruel con ella? De todas las naciones justo ella había visto aquel espectáculo bochornoso.

— Emm ¿Sucede algo Inglaterra? —preguntó Emily confusa.

Su cabecita no leía la situación y como ella era la heroína debía actuar rápidamente, en especial si se trataba de Inglaterra.

—No te importa, lárgate a comer tus hamburguesas Estados Unidos.


Alice salió del corredor con su largo y hermoso cabello rubio balanceándose detrás de ella. Alice solía pelear mucho con Emily, cada oportunidad que se le presentaba la usaba para darle la contra, y a la nación americana solo le quedaba aguantar el mal humor de la anglosajona, como en este caso.

—¿Ahora que le hiciste, Escocia?


La pelirroja se encogió de hombros, todo su buen humor mágicamente desapareció. Esa miradita de Alice con América casi le daba gastritis.

—¿Yo? No creo que te importe Estados Unidos, es cosa de familia.

América frunció el ceño, estaba claro que no se llevaban bien e incluso se atrevía a decir que Alyssa le caía un poco peor que Rusia, sobre todo cuando se acercaba a Inglaterra.

—Pues sea lo que sea Ali... digo, Inglaterra estaba muy molesta.

"Lo sé". Pensó la nación escocesa, sonrió al recordar la deliciosa reacción de Inglaterra hace unos minutos atrás. Comenzó a silbar mientras el sonido de sus botas retumbaban en todo el pasillo.


América sonrió amargamente.


No perdería por nada del mundo, sabía que si se descuidaba Alyssa clavaría sus uñas en Alice y eso... no lo permitiría.


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Con esa palabra la rubia había explotado. Odiaba que su hermana mayor le recalcara su no tan desarrollado pecho.


Pero ¡¿Quién se creía esa idiota?! Ella había sido el gran imperio británico! Por el amor a la reina, ya tenía suficiente con ser la única plana en la familia y que ahora Escocia saliera con sus estúpidos insultos y jueguitos ¡Era el colmo!



No permitiría que Alyssa la vuelva a insultar.

Y tampoco permitiría que le volviera a robar besos.

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