7. Sentirte

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Anaju

Ni en todos los castings había estado tan nerviosa como antes de entrar a la clase de Iván. Quería tomármelo en serio y trabajar, para eso había venido. Solo tenía que interpretar que sentía atracción por mi compañero. El problema es que no tenía nada que fingir. Me atrae Hugo. Tenía que controlar mis sentimientos, podía ser muy peligroso. 

Solo entrar Iván me sonrió pícaro y supe lo que estaba pensando. Esto iba a ser intenso. Nos explicó el ejercicio, teníamos que hacer ver que éramos panteras hambrientas. Hugo y yo nos acercábamos, nos olíamos, nos mirábamos... Notaba mi corazón latiendo sin parar. Quería acercarme más. Se me erizó la piel. Vi deseo en su mirada, en sus labios entreabiertos. No había nada más en el mundo que él y yo, jugando a aguantar las ganas. 

Aun con la misma intensidad cantamos la canción. Acercándonos poco a poco. Yo no estaba interpretando nada y, por primera vez en mi vida, no tenía las riendas de mis sentimientos. Estábamos a pocos centímetros y fui yo la primera que le cogí el brazo. Sin apartarme la mirada me agarró de la cintura. Nos recorrimos el cuerpo a caricias. Nos miramos los labios. Estabámos a punto de besarnos, lo notaba. Pero, la canción terminó. Hugo se separó bruscamente de mi, dejándome completamente perdida. 

Nos despedimos de Iván y Hugo se fue a toda prisa, sin decirme nada, sin reirse. Minutos más tarde lo ví entrando en las duchas con Eva. No puedo negar que sentí una fuerte presión en el pecho. Y la semana solo acababa de empezar...


Hugo

Salí corriendo de la clase de Iván sin creerme todo lo que acababa de pasar. Sabía que Anaju me atraía, es una chica muy guapa y me encanta su personalidad. Lo que no me esperaba eran esas ganas tan intesas de besarla. Nunca había sentido nada igual y saber que no podía pasar nada con ella me quemaba por dentro. No pude ni girarme para mirarla, ya que sabía que no podría frenarme una vez más cuando tenía estos sentimientos. Tenía que distanciarme de ella y olvidar lo que me hacía sentir. 

Me dirigía hacia los baños para estar solo y poder calmarme, cuando me encontré con Eva. Sin decirme nada me arrastró a la duchas. Y yo... Fui un cobarde y me dejé llevar. Estar con Eva me hacía bien, me hacía no pensar en los carnosos labios de Anaju, en sus ojos oscuros, en sus manos... Tenía que parar estos pensamientos. Me centré en Eva con intención de enterrar así mis sentimientos hacia mi Señorita. Por muy difícil que fuera no quería drama que complicara mi vida en la academia y afectara mi concurso. 

Por primera vez en las tres semanas que llevábamos dentro me cambié de mesa para cenar. No podía estar cerca de Anaju ahora mismo. Pero cometí el error de mirarla antes de sentarme. Vi en sus ojos sorpresa, tristeza y desilusión. Yo era el culpable de esas emociones y me mataba por dentro. Pero era lo necesario. Solo esperaba que esta semana acabara sin más problemas. 

ContigoWhere stories live. Discover now