19. Vas a quedarte

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Hugo

Anaju nominada. Contra Javy, que sacaba single esa misma semana. Anaju tenía muchas posibilidades de irse. Y yo quería despertar de esta pesadilla. Pero no, era una realidad, una realidad horrible. No me imaginaba estar en esta academia sin ella. Tenía que recuperarla, que me perdonara, que me quisiera otra vez, y no podía hacerlo si ella se iba el domingo siguiente.

También me habían propuesto a mí para abandonar la academia pero juro que no me importó ni una milésima parte de lo que me dolió ver a Anaju nominada. Ella es clara finalista, no se podía ir todavía.

No me apetecía estar en el Chat, no conseguía reírme. Por mi mente solo pasaba la posibilidad de que Anaju se fuera y yo perdiera la oportunidad de recuperarla. Quería estar solo, pero me tocaba aparentar.

Cuando por fin terminó el Chat, todos mis compañeros se fueron a la cama pero yo tenía una gran presión en el pecho que me impedía dormir. Eran las cuatro de la mañana y estaba muy cansado, pero en mi mente solo le daba vueltas a la nominación de Anaju. Finalmente me di por vencido y decidí ir a la terraza a relajarme. Cogí mi guitarra y me senté en el sillón, mirando por la ventana y recordé todos mis momentos con ella. Anaju me hacía mejor persona, me entendía, me escuchaba y la quería. Estaba roto sin sus caricias ni sus palabras. Estaba roto sin ella a mi lado. Pero al menos la estaba pudiendo ver. Si se iba, no sabría nada de ella, no sabría si está bien, no sabría si reiría como lo hace cuando está conmigo. Y eso... Dolía.

Antes de entrar a la academia yo no lloraba, me costaba muchísimo. Pero ahora todo había cambiado. Y así, pensando en ella, lloré. Por ella, por mi y por nosotros.

- Hugo, ¿qué haces aquí?- dijo una voz sacándome de mis pensamientos. Era ella, mi Señorita. Me giré y las lágrimas cayeron con más fuerza. – Huguito, no llores, por favor. Me mata verte así. No pasa nada porque te hayan propuesto para nominar...

- ¿De verdad piensas que estoy así por mí?- la interrumpí sorprendido. Pero verla así, tan preocupada por mi y sin saber el efecto que tenía en mis pensamientos, me hizo sonreír– Anaju, no has entendido nada.

- Entonces, ¿por qué estás llorando así? – dijo acercándose a mi. Ya no estaban la panteras, ahora éramos dos corderitos que no se atrevían a acercarse por miedo. Pero después de seis días, por fin pude volver a sentir su olor y eso para mí, ya era un regalo.

- Por tí, porque te vayas sin saber que me vuelves loco. – respondí con un hilo de voz.

- Lo sé. – contestó ella sentándose a mi lado. – Sé lo que sientes. Lo he visto en tu mirada cuando has puesto mi nombre en la pizarra. Sinceramente, pensaba que pondrías a Eva.

- Eva es mi amiga, pero tú... Tú lo eres todo. – le dije sacándole una sonrisa. Ella rozó sus dedos en mi mejilla, apartando las lágrimas que no cesaban de caer.

- Lo sé. He estado ciega esta semana, pero ahora ya lo sé. Y yo siento lo mismo por ti. – confesó ella, secándose las lágrimas que ahora también caían por sus mejillas.

Nos miramos y supe que todo estaría bien si la tenía a ella. En esta situación tan extraña, había conocido a la mujer de mi vida. No sabía qué sería de nosotros, pero ahora mismo estaba feliz. Muy feliz.

- Señorita, ¿puedo besarte?- pregunté con voz temblorosa.

- Ahora y siempre, Señorito.

La miré fijamente, quería recordar cada segundo este momento, el que estaba siendo perfecto. Cogí su mano, llevándola hacia mi pecho para que viera cómo me latía el corazón. Nos acercamos centímetro a centímetro. Noté su respiración entrecortada, sus manos temblorosas elevándose hacia mi cuello, noté su deseo. Y cuando por fin rocé mis labios en los suyos fue una sensación imposible de describir.

Lo que empezó como un beso suave y cariñoso escaló a un beso pasional. No teníamos suficiente. Quería sentir todo de ella, conocer todos sus rincones. Ella me agarraba del pelo con fuerza, uniéndose más a mí, y mis manos bajaron hasta su cintura. Por unos segundos, el mundo se paralizó y solo existíamos ella y yo.

- Me encantas. – me dijo al separarse.

- Y tú a mí, preciosa. – le respondí apoyando su cabeza en mi pecho.

Nos quedamos abrazados mirando el cielo de Terrassa, sonriendo felices por volver a estar juntos. Ninguno de los dos queríamos decir nada pero sabía que estábamos pensando en la nominación de Anaju. Estábamos juntos y felices, pero teníamos fecha de caducidad ya que ella podía irse el domingo.

- Hugo, esta será mi última semana. – dijo ella, atreviéndose a verbalizar el miedo que compartíamos. – No quiero irme y arrepentirme de no haber disfrutado. Así que esta semana quiero disfrutar, quiero reír y, sobre todo, quiero quererte. Quiero arriesgarme contigo.

Esas palabras me sonaban pero no recordaba cuándo me las dijo (NOTA: si no lo habéis hecho ya, leed mi one shot en 29!). Pero tenía razón, nada nos estropearía esta semana juntos.

- Me parece perfecto. Pero tú no te vas el domingo, no me dejes. – le supliqué al oído en un susurro.

- Me quedaría siempre contigo, Huguito.

Y así, entre risas y caricias, nos quedamos dormidos en el sofá de la terraza y fue la noche más mágica de mi vida.

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Hola! Siento tardar tanto en publicar, pero los exámenes me tienen saturada. Espero que os haya gustado este capítulo! Gracias por la paciencia y por seguir esta historia, sois los mejores <3

ContigoWhere stories live. Discover now