Capítulo 3.

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Mientras Liam me abrazaba, tuve un sueño increible sobre Zayn. Estaba tendido en una cama, con el torso desnudo, dejando al descubierto su cuerpo perfectamente esculpido. Yo flotaba sobre él como un ser etéreo, tentador, y él estaba completamente a mi merced. Quería castigarle y humillarle porque haberme hecho quedar como una estúpida la noche anterior, pero sobre todas las cosas, quería hacerle sentir lo mismo que me hizo sentir él al desecharme de tal manera, como un trapo sucio. Forcejeaba con frustración para intentar escapar, intentando liberarse del poder que ejercía sobre él, pero no era capaz. Era mi sueño y mis reglas, así que cuando me acerqué y alzó la cara, encontrando en ese momento mi mirada, sentí una sensación nunca antes experimentada. Poder.

Me levanté cachonda perdida, y con una increíble necesidad de lavarme los dientes.

No tenía ganas de ponerme el vestido, y me vi sorprendida a mí misma al coger una de las camisas de Liam. Era muy menuda, así que disfruté la sensación de estar envuelta en una camisa gigante de hombre. Cuando me giré para ponerme esta, miré el cuerpo desnudo de Liam mientras dormía. Estaba tumbado sobre el estómago pero divisé de reojo un tatuaje en el antebrazo de uno de sus brazos. No tenía ni idea de lo que ponía, pero había algo dentro de mí que me decía que no significaría nada bueno. 

Llevando nada más que la enorme camisa, bajé confiada por el pasillo y escaleras hasta la cocina, en busca de un poco de zumo de naranja.

La cocina no estaba demasiado sucia, pero tampoco demasiado limpia. Observé algunas manchas circulares de café sobre la encimera y un par de platos en el fregadero. Me dispuse a buscar entre los armarios un vaso para servirme y allí estaba él. Zayn. Sentado en la mesa de la cocina frente a una cacerola con cereales y una cuchara en la boca. Si, habéis leído bien. Una puta cacerola.

“¿Qué haces?” Preguntó.

¿Alguna vez habéis tenido un sueño cochino sobre alguien y cuando al día siguiente lo veis os sentís tremendamente raros? Así es como estaba yo. Recordé su cara en mi sueño, sus gemidos y movimientos. Por desgracia no fue real.

“Buscaba un vaso,” Dije. “Quería un poco de zumo.”

Se mantuvo quieto, con los ojos observándome detenidamente. ¿De verdad le jodía tanto que estuviera allí? ¿Le molestaba tanto?

Se levantó en un apuro y en cuestión de medio segundo lo tenía justo en frente de mi cara, como si la silla en la que estaba hubiera saltado en llamas. Poco después, lo tenía a centímetros de mi cara, alzando mi mentón hacia el suyo con una expresión saturada de preocupación. Me moría porque me besara, de verdad, pero no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Me miró a los ojos fijamente.

“¿Qué cojones es esto?” Dijo, girándome la cara hacia un lado, mirando mi mejilla. “¿Qué cojones te ha hecho?”

Entonces recordé. Las marcas. Liam posiblemente habría dejado alguna que otra más que significante.

“No es lo que piensas,” Dije rápidamente. “Te lo juro.”

“No me mientas,” Dijo Zayn. “Anoche tu cara estaba perfecta. ¿Qué te ha pasado?”

Liam apareció en escena, frotándose los ojos aun algo adormilado. No era necesario, ya que al mirarnos y ver a Zayn observando mi cara de esa forma, esa imagen fue más efectiva que una docena de Red Bulls.

Addictive Paradise. (Zayn y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora