Capítulo 11.

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Antes de irme al trabajo, tuve la conversación más larga y extraña con mis padres en la historia de la humanidad. Discutían entre si sobre mierda que ni siquiera me interesaba, cosas sobre sus trabajos y la situación política actual. Mi inevitable escapada mental a otro mundo me llevó a tener pensamientos de lo más diversos. Pero todos centrados en Zayn. Pensamientos sobre cómo me hacía sentir. Estos hacían el muro que ya había entre mi familia y yo aún más evidente. Por supuesto no podía hablarles de él.

Cuando llegué a Neiman, cada uno de los ojos en la sección de Loss Prevention estaba fijado en mí cuando entré. Ninguno dijo el por qué. Yo no pregunté. Dejé que me registraran el bolso, como era costumbre cada vez que entraba a trabajar, antes de ir a dejar las cosas en mi taquilla, y me fui a la planta de ventas. Un día normal, como otro cualquiera, pero no tan normal por algún motivo.

Erin y Lana estaban cotilleando y susurrándose cosas entre ellas.

“¿Qué está pasando?” Pregunté.

Se miraron entre ellas y asintieron antes de contestarme.

“______, cielo,” Dijo Lana. “¿Has ido a mirar tus números?”

Negué, extrañada. “Pero si acabo de llegar.”

Erin se rió entre dientes. “Vete y míralos.”

Fui al departamento de registros e introduje la contraseña en mi cuenta. 

Mi corazón palpitó tan rápido que creí que se me salía.

Dios. Santo. De. Mi vida. Catorce mil £ en ventas. Había más que triplicado el dinero que necesitaba para todo el día y ni siquiera había empezado a trabajar todavía. Podría haberme quedado en casa por el resto de la semana.

“¿Qué cojones?” Dije, con mi barbilla rozando el suelo.

Erin y Lana no pudieron evitarlo. Saltaron a mi espalda rápidamente y cotillearon los números.

“Tu hombre ha estado aquí esta mañana,” Dijo Erin. “Cuando abrimos, con otros cuatro chicos y una chica. Casi que saquearon la tienda, se probaron todo.”

“Si, y no hables con Charlene, está de mala leche,” Añadió Lana. “Se ve que fue a atenderles cuando entraron, les llevó incluso a la sección de joyas y todo.”

“Pero tu chico se negó a gastarse un céntimo si no era bajo tu número,” Explicó Erin. “Tuvimos que traer a Bill y de todo, tía. Se han gastado mucha pasta, ______. ¡Mucha, mucha pasta!”

“Bolsos, cinturones, pantalones, camisetas,” Lana dijo. “Louis Vuitton. Prada. Gucci. Oliver Peoples. John Hardy.”

“Ed Hardy,” Erin añadió. “Buen partido, ______. En serio. Está forrado.”

Esto en realidad me daba miedo. Básicamente porque no lo entendía. ¿De dónde venía todo este dinero? Y si tenían tanto, ¿por qué vivían en Bradford? ¿Con el puto beep?

Addictive Paradise. (Zayn y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora