OVER AGAIN (Larry Stylinson)

Cap.n°39

Estuve un buen tiempo leyendo y subrayando, ni siquiera supe cuánto tiempo había pasado pero no me sentía mal así que supe que no era mucho. Sólo me quedaba un párrafo antes de darle la vuelta pero era la segunda vez que lo leía y seguía sin entender nada. Iba a leerlo por tercera vez cuando oí a Louis. Lo oí coger aire. Llenó sus pulmones y lo soltó en un bostezo. Me giré a verlo y me estaba mirando mientras sonreía.

—No sé cómo he llegado aquí.—dijo sentándose en la cama. 

Me giré dando la espalda y continué leyendo mientras hablaba.

—Te dormiste en mis brazos, te traje yo.—dije. No oí respuestas así que seguí leyendo el mismo párrafo porque seguía sin entender nada.

Pocos segundos después sentí unas manos cálidas que me abrazaban por el pecho, y un lindo beso se coló entre medio y acabó en mi cuello.

—¿Cuánto tiempo pasó? —preguntó mientras miraba lo que estaba haciendo.

—Media hora. —dije después de observar el reloj de alarma que tenía encima de mi mesa.

—Nos queda una. 

—Eso es. 

—Ven a darte un descanso. —me besó la mejilla y empezó a jugar con mis rizos. Estaba pidiendo atención sin darse cuenta así que sonreí.

—No, no puedo. —dije.

—Sí puedes, ven. —se acercó un poco más y me besó la sien.

—Tengo que estudiar Lou.

—No te lo impido. Solo digo que te tomes descansos para no cansarte mucho. 

—Estoy bien. 

—Puedes estudiar en clase. —enredó sus deditos en mis rizos.—Para eso están.

—¿Qué quieres hacer conmigo? A ver.— me giré para poder mirarlo.—Dime.

 Sonrió y quitó sus manos.

—Nada.—dijo sonriente mientras se movía suavemente de un lado a otro.

—¿Entonces por qué quieres que me de un descanso? 

—Para que no te canses mucho. —dijo mirando a sus propios pies.

—No me canso Louis media hora no es nada. 

—Ven un poco. 

Eché mi silla para atrás y le di dos golpes a mis piernas. Sonrió y se acercó para sentarse. Colocó una a cada lado y me miró sonriente. Sonreí y suspiré. Amaba a ese chico.

—¿Mejor? 

Asintió. —Puedes.. Em.. —hizo una pausa mientras se rascaba a la punta de la nariz. Parecía tímido. 

—¿Qué cosa? 

—Ponerme apodos.. 

—¿Quieres?—pregunté y asintió. —¿Como cuáles?

—El que me llamas.. Y dije que no me llamaras así porque estaba celoso. 

—Aceptas estar celoso. —dije sonriendo y tapó mi cara con su mano.

—Eso no es el tema. 

—¿Cómo quieres que te llame? —pregunté aún teniendo su mano en mi cara. Le di un beso y la quitó sonriendo.

—Pues.. —Sonrió y sonrojando giró la cabeza para evitar contacto visual. Comencé a acariciarle las piernas mientras lo admiraba de cerca. Amaba poder ver pequeños detalles como sus lunares. Ya me los sabía de memoria.