VIII

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Everybody's either here for the drugs
Or the sex or the money or the fame

El cuerpo adolorido de Luzu pudo finalmente recostarse sobre una superficie suave, siendo esta una cama de una de las mil y un habitaciones que existían en la casa de Samuel.

Ambos que lo habían sostenido todo el camino finalmente pudieron soltarlo antes de lanzar un suspiro. Los ojos de ambos se cruzaron por unos instantes, viendo la pesadez que desprendía todo el ambiente que rodeaba al mayor tendido sobre la cama.

  —Ya es tarde, será mejor que se quede a dormir—Susurró Samuel a Guillermo.
  —¿Y la fiesta, ya le dirás a todos que se piren?.
  —No creo que me hagan caso, ya sabes cómo son estas fiestas...
  —Y que lo digas—Respondió Willy con cierta pizca de nostalgia mostrada en una sonrisa.

Samuel lo observó por un instante, detallando su rostro de su amigo. Una ligera risilla se escapó de sus labios, un pequeño recuerdo había surgido de la nada.

  —¿Uh, pasa algo?—Y como siempre, Willy nunca se daba cuenta.
  —No, nada mi Willy—Respondió el mayor con una sonrisa.
  —Bueno, entonces volviendo al tema; alguien tendría que vigilarlo, ¿No?.

Esa frase resonó en la mente de una de las personas que se encontraba en el exterior de la habitación, haciéndolo caminar en el interior de esta casi enseguida.

  —Yo puedo hacerlo—Respondió con seguridad, dejando a todos dubitativos.
  —Será mejor que no lo hagas tú, chaval—Le respondió Samuel con los brazos cruzados.
  —Tiene razón Raúl, sería mejor que descansaras—Sugirió Rubén.

La mayoría estaba algo extrañado, pues hacía no mucho había visto a Raúl temblar de miedo de que Borja casi asesinara a golpes a Ismael, quien se esfumó del lugar no sin antes dedicarles uno que otro insulto al grupo de amigos.

Y claro, solo Luzu sabía lo que Auron había ingerido, por lo que también lo miró ciertamente extrañado. Por alguna razón, tal vez el miedo y el pánico que lo invadió con anterioridad todo se había esfumado casi por completo.

  —No me importa—Respondió, negándose a hacerle caso a los demás.—Además, soy psicólogo.

La mayoría se miraron entre ellos, Borja solo negó con la cabeza luego de escuchar aquella estupidez.

  —¿Y eso que tiene que ver?—Cuestionó Alex con su característica risa.
  —N-No... no lo sé.
  —Bueno, si el tío quiere cuidar de él no creo que esté mal, ¿No?—La mano de David se posó sobre su hombro, dándole su apoyo.

Después de una pequeña plática entre todos, decidieron dejar que Auron se encargara. Así al menos la mayoría como David y Alex podrían seguir despreocupados con la fiesta.

  —Sino mal recuerdo en el baño hay un botiquín. Nos avisas si necesitas ayuda.

Asintió al dueño de la casa, quien finalmente cerró la puerta de la habitación, dejándolos solos.

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  —¿Por qué lo haces...?.

La voz de Borja se escuchó luego de varios minutos llenos de silencio en los que Raúl se había dedicado a desinfectar las heridas de su rostro.

  —Yo no quería irme con Isma—Respondió. Borja arqueó sus cejas.
  —¿Significa que conmigo sí?—Le cuestionó con una sonrisa burlona.—Y por lo que noté se conocen de antes.
  —Fuimos pareja... terminamos hace mucho.

Volvió el silencio, esta vez ciertamente incómodo. Pero Borja era experto para romper el hielo, algo que sin duda Raúl agradecía.

  —¿Y usted por cual razón vino a esta fiesta... doctor?.

Una leve carcajada se expulsó de los labios del menor, ya había terminado.

  —¿Qué se supone que debo decir? A divertirme, supongo...
  —No te creo, Auroncito—Le respondió acercándose más a él.

Los dedos de Luzu se atrevieron a acariciar levemente el cabello de Auron, haciendo que este sufriera un leve escalofrío.

  —¿Por qué otra razón estaría aquí?—Le cuestionó sin siquiera alejar a Borja de él.
  —Todo el mundo viene a este lugar por una razón, cariño.

Ambos se miraron apenas a unos centímetros de distancia. Las manos de Raúl viajaron hacia el cuerpo que lo hipnotizaba, colocándolas en sus hombros, mientras que Borja se atrevió a acercarlo aún mas, rodeando sus manos en la cintura contraria.

  —¿Ah sí?—Susurro ya pegado a sus labios, sintiendo como ambas respiraciones se mezclaban.
 
Una sonrisa ladina se formó en el rostro de Borja antes de tomar a Raúl por la nuca y empujarlo directamente a sus labios, atrayéndolo a un beso casi desenfrenado.

El calor había aumentado considerablemente, pues apenas se separaban para tomar lo que faltaba de aire en sus pulmones, para jadear entre besos y sentir como los dos pares de manos recorrían el camino de la piel contraria bajo la ropa que aún ambos portaban.

Raúl se había atrevido a sentir el torso del chico mientras que este, quien parecía algo ansioso ya se encontraba delineando con sus dedos el contorno de su pantalón.

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Borja daba las gracias en su interior por el volumen de la música que silenciaba el rechinar de la cama, no quería que alguien interrumpiera su momento totalmente indecente con el chico bajo suyo, ambos envueltos entre sábanas ajenas.

La mano del mayor había viajado hasta los labios del de piercings para acallar los jadeos que este soltaba a medida que la situación se extendía. No quería que esa fuera otra de las razones por la que los interrumpieran.

Razones había muchas, tanto para que Borja y Raúl no fueran descubiertos como las que el mayor había dicho que le confesaría al de tatuajes.

¿Por qué razón la gente iba a las fiestas?. Borja entendía que no era para divertirse, lo entendió hace mucho, viendo su alrededor y a él mismo, notó que nadie iba a las fiestas por diversión, sino por buscar alguna distracción o beneficio...

Borja era el primero en querer una distracción del mundo, que el humo y las extrañas sensaciones lo hicieran olvidar, lamentablemente para él, Willy; uno de sus mejores amigos lo empezó a seguir como perrito con tal de adentrarse a ese mismo lugar. Vaya problema.

Hay otras maneras de desprenderse del mundo, las personas son buenas distracciones; Rubén era una de ellas, sabía perfectamente que Samuel no estaba del todo interesado en él, sino en lo que podía darle, así que por más que no le agradara del todo, se había resignado a las reuniones privadas libres de ropa y decencia.

El dinero, ¿Quién busca atraer dinero fácil?.
David era la primera respuesta, quien solo se juntaba con ellos por conveniencia, quizás lo parecía pero no era nada imbécil, no cuando sabía que podía rodearse de personas como Alex, a quien sin duda, le sobraba el dinero.

¿Y la fama?, Samuel de Luque sentía que era lo que más le faltaba a pesar de tener a todos bajo sus pies, se trataba un chico ambicioso después de todo. Todos querían estar cerca suya o que este les dirigiese la palabra, haciéndolo sentir como el dios del universo.

Parecía algo patético que Raúl solo hubiera asistido a la fiesta con tal de poder hablar con el chico del que se encontraba enamorado desde hace meses...

❝Drugs❞ ❘ LuzuPlayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora