Aparte de estar decisivo por la situación, dejó de tocar la puerta principal y pensó en compensar el daño que había ocasionado. Miró el cielo, notando estaba oscureciendo poco a poco y ver a pocas estrellas brillar en una tranquila tarde.
Desvió su vista, miró por la zona y buscó algún restaurante abierto. A pocos metros, encontró uno y fue directo a ella. Esperando que la gente pasara, abrió la puerta y le atendió un chico.
—Buenas tardes, caballero —saludó, con una sonrisa. —. Bienvenido al restaurante "Doran", ¿qué se le ofrece?
—Buenas tardes —replicó, acercándose al mostrador. —. Gracias, me gustaría pedir japchae* para llevar.
—Puede pasar por los puestos que están lejos de las mesas —le guio el chico. —, agregar su pedido en un bol y luego abonar en la caja.
—Excelente, muchas gracias.
Caminó a finales del local, observó una gran mesa con cantidad de comidas bien servidas en cada olla y con el identificador de cada una. Agarró un bol de plástico, agarró el soporte para agarrar los fideos y comenzó a cargarlo en el recipiente. Al terminar, volvió al mismo lugar y pagó su pedido.
El hombre le dio su cambio. Taehyung agradeció, salió del restaurante y se dirigió hacia el departamento del rubio. Ahora, solo quería saber si su chico estaba bien, dejarle la bolsa de comida en la entrada y luego retirarse como él le había pedido con anterioridad.
Miró el jarrón, maldijo en voz baja y respiró con pesadez. No pensó que la sorpresa llegase justo en el momento equivocado. Pareciera que todo su pasado, acciones, malos ratos, incluida su "cobardía" volvía a su ser. Negó, sabía que no podía confesarse o acercarse a Jimin por su mejor amigo. Hubo solo un día que pudieron hablar, intercambiar palabras y conocerse un poco, pero las continuas presencias de Hoseok le hacían difícil el trabajo de acercarse a él y empezar una relación amistosa.
Su relación con él se deterioró por completo, empezó a trabajar y seguir hacia adelante. Las pocas veces que se recordaba de Hoseok eran positivas, dejaba lejos las absurdas distancias que ocasionaba ya que lo hacía por una razón y era que sentía algo por Jimin. En ese tiempo, lo único que tenía era la paciencia y respeto por su relación, pero su momento para volver a tener una agradable conversación con el chico eran pocos nulas, pues siempre los veía juntos.
Teniendo tantos recuerdos ir y venir en su mente, agarró su celular y lo desbloqueó. Quería llamar a Jimin, disculparse por sus actos y decirle todo lo que sentía de golpe. Intentando calmarse por haberse preocupado por él y el pasado, optó por escribirle varios mensajes. Se recostó un poco sobre la pared inhalando y exhalando, empezó a pensar y redactar.
No quería tener la palabra cobarde en su personalidad. No quería esconder sus verdaderos sentimientos a él. No quería dejarlo ir por la situación que se cruce o interponga, ya que se podía arreglar con palabras y acciones. Quería tener una oportunidad en ser él mismo con él, empezar de a poco, como ser amigos, después pedirle que sea su novio y más adelante, presentar a su madre trabajadora.
Todo eso lo quería.
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El chico de la cafetería • 𝐕𝐌𝐈𝐍
Lãng mạn📝 | «Mes de enero. Comienzo de año. Trabajo nuevo. ¿Qué más podría pedir, Park Jimin? Pareja. Es lo que muchos de sus amigos le han dicho. Pero esta absurda idea, él lo quitaba de su mente. Lo que nunca contó a ellos fue que, va todos los días a un...