📝 | «Mes de enero. Comienzo de año. Trabajo nuevo. ¿Qué más podría pedir, Park Jimin?
Pareja. Es lo que muchos de sus amigos le han dicho. Pero esta absurda idea, él lo quitaba de su mente.
Lo que nunca contó a ellos fue que, va todos los días a un...
Todas las preguntas retumbaban en la cocina. Se miraron por algunos minutos, comieron en sincronía y Jimin dejó de comer. No podía seguir así, ya que quería que Taehyung le dijera la verdad, explicara y dejara de jugar con sus sentimientos. Lo quería escuchar de su boca, no por medio de notas.
—¿No piensas contestarme? —preguntó, cansado del tema.
Sin obtener respuesta, desvió su vista de él hacía sus manos y comenzó a llorar en silencio. En su mente recorría varios pensamientos negativos hacia su persona por haber caído de manera absurda ante los encantos de Kim Taehyung. El chico presente no era malo, pero su pobre corazón sufría por la "indiferencia" que se mostraba ante la situación. No solo eso, sino que no pensaba que el amor sería difícil de descifrar y entender a la primera.
Perdido en su mundo, Taehyung se limpió su boca con una servilleta y se levantó. No queriendo arruinarlo más, se acercó a él y notándolo cabizbajo, se agachó un poco y tomó su barbilla con suavidad en dirección a su rostro. Los ojos marrones cristalizados, mirada gacha, rostro hinchado y lágrimas deslizarse de las mejillas ajenas fue el momento más triste que había pasado en su vida. No le gustaba herir a sus cercanos, amigos o familiares, en este caso, al chico que le gustaba.
Sintiendo la tensión en su todo cuerpo, sabía que se estaba enojando consigo mismo por hacerlo llorar. Bajó su mirada, no quería mostrarse molesto ni tan serio ante sus ojos, por lo que con su dedo pulgar secó sus lágrimas.
—Bebé...
Jimin amplió sus ojos. El tacto delicado del otro era con cariño, pero no podía aceptarlo del todo, ya que sentía presión, tristeza, punzadas y su corazón latir con rapidez en su pecho. Queriendo salir de su agarre, notó su cara mirar al piso y mandíbula apretada, tocó su gran mano y su vista se dirigió hacia su rostro de nuevo.
El contacto visual, leve cercanía y latidos acelerados de ambos eran muy lejana. Taehyung lo siguió mirando fijamente, tomó su pequeña mano y lo entrelazo con el suyo. Jimin se sonrojo, quería decirle muchas cosas, pero sentía que las palabras se estacaban y no salían nunca de su boca. Finalmente, Taehyung le tiró de la mano.
El chico se levantó de golpe de la silla, soltó un jadeo, chocó contra su pecho y permanecieron parados sin decirse nada. De nuevo, Taehyung presenció la gran diferencia de estatura, colocó su mano en su cintura pequeña y comenzó a acercarlo hacia su cuerpo trabajado.
—Perdóname, Jiminie —susurró, en tono suave. Él lo miró con timidez. —. Prometí compensarte y lo voy a hacer.
Con una sonrisa, se acercó a su rostro sonrojado. Poco a poco la cercanía ya no estaba presente y unieron sus labios en un suave beso. El corazón de Jimin dio un vuelco brusco en su pecho, sentía cosquilleos y nervios recorrer por todo su cuerpo. Queriendo más, se apegó al torso ajeno, escuchó sus latidos agitados de su corazón y sentir su gran mano apretar varias veces su pequeña cintura.
Se separaron, Taehyung acarició su mejilla y él desvió su mirada. Estaba sonrojado, feliz e inquieto por todo lo que logró sentir por un beso.
—Vamos a la mesa —dijo. —Te voy a contar todo, Jiminie.
El chico asintió, se sentó en la silla poniendo sus manos sobre la mesa, le miró, espero que se sentara y estando cara a cara podía notar sus nervios.
En ese momento, tomando una bocanada de aire y el valor suficiente, comenzó a hablar sin dejar de mirarlo a los ojos.
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