jenna.

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Los rayos de sol chocaron con aquellos rulos rebeldes y ojos rasgados, provocando que el joven que poseía estos despertara ante la noticia de un nuevo día.

Se dio la vuelta y vio la espalda blanca de un pelinegro al cual llamaba novio. Seguía dormido, siempre despertaba tarde, no le sorprendía que a estas horas tempranas siguiera durmiendo como un bebé.

Se levantó con cuidado del colchón y tomó su celular para retirarse al baño, donde se encerró simplemente para verse en el espejo y decirse lo mucho que se disgustaba sin siquiera abrir sus delgados labios rosados. Se puso un poco de agua en su cara y en su cabello para que no se viese tan desalineado.

Prendió su celular y vio la hora, eran las 9:47 de la mañana. Bajó sus ojos miel en busca de las notificaciones pero se detuvo en cuanto vio la fecha.

Tres de diciembre.

Sintió algo en su pecho de inmediato, una punzada que le penetraba sin piedad alguna su pequeño y sensible corazón en busca de romperlo por completo. Se quedó estático de repente, no importaba cuanto tiempo había pasado siempre recordaría todo en lo que en una fecha se resumía.

Tomó su celular y se sentó en la tasa del baño, buscando en sus contactos aquel número que nunca borró a pesar del distanciamiento que ambos decidieron tomar, uno más que otro claro está.

Apretó tal con el propósito de enviarle un mensaje amistoso, ¿pero en verdad quería eso? ¿Una amistad? Torció su boca y simplemente se dejó llevar por el momento, escribiendo cosas que le quedaron marcado desde hace cuatro años y que nadie podría borrar o reemplazar aunque quisiera.

Ni siquiera su novio... nadie si no era él.

Dos jóvenes iban tomados de las manos mientras que el frío cubría ambos cuerpos. Ambos se dirigían hacia su universidad, donde tuvieron la fortuna de conocerse y donde hicieron click al instante.

El de rulos tembló de frío llamando la atención de quién poseía hermosos mechones castaños, volteándolo a ver y percatándose de lo poco que estaba abrigado para esas fechas.

—¿Tienes frío? —le preguntó aunque la respuesta era más que obvia.

—Un poco, no es nada... —se alzó de hombros.

Se detuvo para quitarse el suéter que tenía y ponérselo con cariño al menor, quien sonrió levemente y se abrazó a sí mismo al sentir el calor del suéter, pues aunque fuese simplemente poliéster, le agradaba que el mayor se lo hubiese dado... una muestra de cariño, ¿no?

—Sí, definitivamente se te ve mejor que a mí. —sonrió al ver lo tierno que se veía su novio.

—¿Me estás diciendo que el suéter que te di en tu cumpleaños no te gustó? —rió por lo bajo.

—No, estoy diciendo que mi lindo novio se ve hermoso con todo. —le tomó de las mejillas para brindarle un corto pero lindo beso en sus labios. —Puedes devolverme el suéter después, ¡y no porque no me haya gustado! —exclamó rápidamente. —Simplemente por si tienes frío todo el día, o todo el mes. —rió.

—Te lo devolveré hoy después de clases, lo prometo.

El castaño simplemente asintió y siguió caminando con el de rulos a su lado, no les faltaba mucho para llegar a la universidad pero se tomaban su tiempo ya que disfrutaban de la compañía del otro.

One-Shots || Joshler/Tysh ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora