Embaracé a Vegeta 2

2

Llevaban unos días dentro de la habitación, y de a poco se estaban acostumbrando.

Al principio fue difícil, ya que la niña demandaba mucha atención, que de hecho era nuevo para ellos que estaban más acostumbrados a entrenar y no tanto a cuidar de sus hijos.

Sin embargo lo fueron logrando.

O es lo que dijo Goku con una sonrisa somnolienta mientras se dormía sentado en el suelo, al lado de la cama de la niña, a quien le costaba mucho dormirse.

Vegeta no quiso moverlo de ahí, ya que su mano estaba en la espalda de la pequeña, y eso parecía dormirla.

Despertar o mover a Kakaroto haría que Veku despertara de nuevo.

Se fue a dormir en la cama de al lado, sabiendo que le esperaba otro día igual.

Cuando Goku se despertó, palpó rápidamente la cama y dio un grito al no sentir a la pequeña.

-¡Aaah!- la buscó bajo las sábanas y las almohadas, el piso y bajo la cama, pero ella no estaba.

-Kakatoto, deja de dar gritos y ayúdame a bañarla.

Goku al ver que él tenía a la bebé suspiró aliviado.

-¡Ahí voy!- dijo alegre y se levantó hacia el baño.

Mientras él regulaba la temperatura del agua, Vegeta desvestía a la pequeña en una encimera.

-Ka...Kakaroto...

-¿Mn? ¡Ah!

Cuando Goku giró para ver, la niña emitía una luz radiante que la cubría enteramente. Cuando la luz desapareció, notaron que ella había crecido.

-Esto es increíble- dijo Goku acercándose y mirándola de cerca.

La pequeña ya aparentaba tener 9 meses, por lo erguida y atenta que se veía.

Goku acercó su dedo hasta su carita, y ella se lo agarró enseguida.

-Jaja, hola Veku.

La niña sonrió y balbuceó haciendo burbujitas en su boca.

-Aguhaphfsss

-Espero que ahora duerma más.- deseó Vegeta.

Terminó lo que hacía y la metió a la bañera con agua tibia.

Vegeta se encargaba de darle su baño mientras Goku hacía nadar un patito de goma para ella.

Al sacarla buscaron ropa de su talla, separando la que ya no le quedaría, y Vegeta empezó a prepararle su leche.

El príncipe miraba por ratos a Goku y a la niña, que se esforzaba en hablar con él.

-¿Deberíamos enseñarle algunas palabras?- dijo Vegeta llegando con ellos.

Estaban los 3 sentados a la mesa del pequeño comedor, con Veku en las piernas de Goku.

-¿No es muy pequeña para hablar?

-Crecerá más rápido de lo que crece un niño usualmente... Tal vez debamos enseñarle.

-Mmm... -Goku miró a la niña y ella hizo lo mismo.- ¿Puedes decir saiyajin?

-¿¡Qué?! ¡Kakaroto, así no! ¡Deben ser palabras fáciles, insecto!

-¿Qué? Solo era un intento, no hace falta que grites- dijo Goku con un gesto infantil y luego sonrió a la niña.- ¿Puedes decir Goku?

-Kakaroto... No creo que haga falta decirte que no va a contestarte- Vegeta suspiró- Y al menos háblale con propiedad, ella no puede llamarte por tu nombre...

La pequeña balbuceaba agarrándose las manos y ellos quedaron en silencio.

Ninguno había hablado bien de lo que estaba pasando, ni de lo que había pasado.

Habían tenido una hija, sí. Iban a pasar todo un año con ella en la habitación del tiempo para que su crecimiento no llamara la atención, sí. Pero no habían hablado ni de ellos, ni de qué serían para la niña.

Goku volvió a mirarla, con miedo de enseñarle una palabra que probablemente no podría usar.

-No podemos decirle que soy su papá también- dijo Goku, y Vegeta se sorprendió.

-¿Por qué?

-Cuando enfrentemos a nuestras familias... A menos que estés dispuesto a decirles la verdad de tu embarazo, no podemos decir que los dos somos sus padres.

Vegeta hizo silencio un momento.

-No quiero que te niegue como su padre...

-No lo hará. Si ella no se entera nunca de que soy su padre, entonces no me estará negando. Solo no lo sabrá.

Goku sonrió a la niña, y le hizo caras, haciendo que ella riera y quisiera sujetar y arañar su nariz.

Vegeta en cambio sintió un hueco muy grande formándose en su pecho.

-Creo que una pequeña aquí está con hambre- dijo Goku llamando su atención.

La pequeña Veku chupaba su puño con insistencia.

-Ven aquí, insecta.

Vegeta la recibió y le dió su mamadera.

Goku se quedó a su lado, y cuando terminó su biberón la hicieron dormir.

No era muy difícil cuidar a Veku. Había que darle de comer, bañarla, cambiarle los pañales, distraerla mientras estaba despierta, hacerla callar cuando lloraba sin razón aparente hasta que ellos descubrieran una, y hacerla dormir. Lo difícil era que usaran el día completo y parte de la madrugada en hacerlo, sumado a que quedaba mucho por acomodar y limpiar.

Se agregaba a eso que cada vez que los guerreros se miraban querían decirse algo, y ninguno se atrevía a hacerlo. Eso también los agotaba.

El tiempo que pasarían ahí sería suficiente para pensar, y probablemente para hablar sobre lo que pasaría con ellos y la bebé en un futuro. Mientras tanto, seguirían siendo la pequeña familia que ahora mismo eran.

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