capitulo 14.

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Y así transcurrieron esos tres días. No salí de mi cuarto mas que para ir a la escuela. Ya no iba a los ensayos, aun cuando Cher me llamaba todos los días. Me aleje de todos, incluidos mis padres, y no había vuelto a dirigirle la palabra a mi hermano....
Y lo que mas me dolía es que Ratliff no me había buscado ni una sola vez...

Esa noche era el show por el que yo había ensayado tanto...y no iría.

Me había negado a bailar esa noche, no quería salir de mi habitación, solo quería que las lagrimas me consumieran.

Estaba hecha un ovillo en mi cama, cubierta con las sabanas, con mi cámara entre las manos y con la almohada toda mojada de lagrimas. Estaba viendo una foto de Ratliff que había logrado tomarle mientras escogíamos los muebles de su departamento.

Fue justo en ese momento cuando oí que la puerta se abría, y alcé la cabeza automáticamente, aunque después me lo reprochase a mí misma. No había sido demasiado conveniente, teniendo en cuenta que quien apareciera tras el umbral no era otro que mi hermano, quien por primera vez no había llamado antes de entrar.

- Cher volvió a llamar...te están esperando.

- No iré.

Él me miró con algo similar al reproche en los ojos oscuros, estático en su sitio, y yo me dije a mí misma que riker tenía que haber subido en el instante preciso gracias a ese maldito sexto sentido suyo para las apariciones.

- Déjame que lo mate -solicitó en tono fúnebre.

Como ambos sabíamos de quién estaba hablando, nadie preguntó nada. En cambio, yo negué con la cabeza muy levemente.

- Tu no entiendes...

Pero no pude seguir hablando, porque el llanto me lo impidió. Lo oí resoplar y luego se sentó, sin invitación, a mi lado. Me abrazó, y yo me refugié en sus brazos desesperadamente, sin dejar de apretar la cámara contra mi pecho, como si no pudiera soportar la idea de desprenderme de esa foto, u olvidarla.
¿Nunca iba a dejar de desear ver su sonrisa otra vez?

- El otro día te advertí que tendríamos una charla, tú y yo -dijo mi hermano, respirando contra mi pelo-. Creo que es momento de que me expliques lo que pasó, Rydel. Estoy dispuesto a escuchar lo que tengas que contarme.

Temblando, cerré los ojos y dejé las últimas lágrimas caer.
Aferré la cámara un poco más, y luego exhalé el aire en mis pulmones entrecortadamente mientras me preparaba para unas cuantas confesiones.
Sabía que de esto sí que no habría escape posible.

Amigo de mi hermano. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora