Un techo blanco, una cama con dos países. Un reloj con horario incorrecto, los rayos de la radiante luna atravesaban la cortina de aquel dormitorio.
El ruso sentía los movimientos trabados del alemán, de vez en cuando decía algunas palabras en su idioma casi inentendibles. O mordía el pecho del sovietico provocándole unos horribles jadeos, sus dientes eran más filosos de noche.
A pesar de sentir el calor contrario, o la manta que aún los cubría, sentía frío. Y sí, era un país de climas fríos pero sentía calor en ocasiones así.
Lentamente Rusia quita al alemán de su pecho, acurrucandolo mejor al centro de la cama y tapandolo, levantándose y saliendo de aquella habitación.
Camino a la cocina, dónde encendió la luz, aquella cocina era la única habitación iluminada, causandole un escalofrío. Odiaba la oscuridad sinceramente.Se dirigió al refrigerador, y sumergido al relajante frío que este transmitía, escucho como el lavamanos dejaba caer bruscamente gotas de agua hasta ser abierto por completo.
Rusia cerró el refri y al ver en dónde provenía el sonido, su piel se hizo gallina, perdió el aire por unos segundos.Lo veía, otra vez. Y quería matarlo, quería agarrarle su cuello y ahorcarlo, pero era un garabato más en su cabeza.
Cerró sus manos, dejando notar unas venas de rabia, y arrugó su nariz. Ahora, ese alto, y cubrido ende se encontraba mirando al ushanka del menor.
— Me impresiona que aún lo conserves... En nuestra última charla me amenazaste con quemarla. — acercándose.
Rusia estaba callado, no podía soltar ninguna de las millones de palabras que guardaba.
El de abrigo largo posa su fría mano por una de las mejillas del ruso, empezando a acariciarla. Rusia empezó a largar unas lágrimas. Sintió vergüenza.
— Cuanto creciste, quería charlar contigo hace un tiempo pero... te revolcabas con el hijo de Reich... ¿Como se llama...? — limpió las lágrimas de su hijo que ya empezaban a parar. Como si fuese que recordó algo, sonrió ansioso. — oh, sí... ¡Alemania!, no parabas de gemir su nombre, y tambien en varias ocasiones.
Rusia agarró con furia la muñeca de su progenitor, para empezar a apretarla. Solo recibió una risa del más alto.
— Ты такой мягкий, Россия. Смотри, кто теперь гей. — agregó el sovietico mayor, aún riendo por lo bajo de esa acción.
Rusia soltó la muñeca, ahora dirigiendo sus manos bajo su ushanka y arrodillandose.
Cubriendo lo que parecía ser sus oídos, dejaba soltar otras lágrimas.— Оставь меня в покое. Пожалуйста. — reprochó, tratando de llorar en lo más bajo posible.
El comunista se agacho quedando a la altura de su hijo, tomando las extremidades de su cara y levantandole la mirada.
Aquella sonrisa, aquella sonrisa con dientes filosos, que también había heredado, le transmitían dolor psicológico. Recordaba las variedades de castigos que recibía por aquellos colmillos.El ruso más grande beso la frente de su hijo, levantandolos a los dos, recibió un fuerte abrazo de su hijo, que ya empezaba a llorar más fuerte.
— ¡Por favor!... Te extraño. Quiero que estes vivo para resfregarte en la cara que soy mucho mejor que tú. — ya que tenía su cabeza en el hombro de su progenitor, moviendola, lo miró a los ojos, bueno, a uno de ellos ya que tenía un parche bastante viejo.
— Hijo. Estoy orgulloso de ti, yo también quiero estar vivo para resfregarmelo. — suspiró pesado. — lo siento, lo siento por see un mal padre. Por ser un idiota, que no aprovechaba las oportunidades para convivir con sus hijos...
Rusia secando sus lágrimas, sonrió de forma dulce, que fue correspondido con el mismo acto.
— Отец. Я тебя люблю. — entrecerro sus ojos para sonreír de forma más extensa.
Aquella silueta, aquel recuerdo o fantasma, sintió una paz enorme en su alma. Le dolía en todo el cuerpo tener que despedirse, pero obtuvo lo que quiso. Su paz, su tranquilidad.
Lentamente la materia que lo formaba, se fue desparramando por aquella habitación.
Dejando caer unas gotas negras por su mejilla disponible, se despidió del de ushanka, reconociendo que esto era un hasta siempre.Peep. Peep. Peep -
[...]
Gracias por leer. ♡
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asxsino sxelto
FanfictionAlemania, el país con un misterio enorme, una familia hecha para matar, bien entre- nado. ¿En que usaria esa ventaja? Claro, en un ruso. Alemania al igual que este sovietico, se pierden en los ojos contrarios, y los dos, luchan con un...