Alemania, el país con
un misterio enorme,
una familia hecha
para matar, bien entre-
nado. ¿En que usaria
esa ventaja?
Claro, en un ruso.
Alemania al igual
que este sovietico,
se pierden en los
ojos contrarios,
y los dos,
luchan con un...
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[...]
— y buenoo, ¿ya has hecho esto antees?
Rusia quito su vista del ventanal, acomodando su hombro encima de esta y mirando al japonés. Negó con la cabeza sin interés. La camioneta por dentro era muy fresca, pero los rayos del sol que atravesaban la ventana, le daban calor. Tomó un refresco que había en un portavasos y lo empezó a beber; también estaba caliente.
— Ale me dijo que me esperarías en el avión — le extendió la lata de pepsi.
— Ah, sí, debio preguntarme, pero no importa. — acepto la lata y empezó a beber, al terminar apretó con fuerza esta y la tiro por la ventana, se escucho cuando impacto al suelo.
— ¿Hace cuanto ayudas a Alemania?
Japón sonrió, y entre cerrando sus ojos respondió
— No recuerdo, pero hace mucho tiempo trabajamos en esto. Hace poco, una organización nos obliga a trabajar para sí. Debemos hacer varias cosas; no siempre matar — rasco su nuca— ¿te contó esto?
Rusia asintió, aunque mentiría si dijera que detallo todo con exactitud.
— Uhmp, Alemania me dijo que la organización se enlazo con otra, y ahora trabajan en un proyecto. Eso me contó Alemania, como mi deber aparte, trate de investigar individualmente que proyecto. ¿Te lo cuento?
Rusia sonrió, asintió acercándose al japonés y escuchando los susurros de este.
— Creo que trabajan en clones... "ChierBot proyect 59", así lo llamaban.
— ¿quienes son esas organizaciones? ¿Por qué clones?
Japón solto una carcajada, confudiendo al ruso.
— ¡No soy tan bocon, Rusovich!, y eso debemos averiguar. El archivo que se encuentra en la oficina de USA, nos dirá algunas cosas importantes, aunque no debamos leerlas.
[...]
Ahora los dos portadores de trajes negros se encontraban en el avión; no tardarían tanto, solo unas 5 horas de viaje. Mientras tanto, Japón era el que siempre iniciaba una conversación. Rusia solo respondía, se encontraba en un mal humor muy notable.
— ¿Qué le paso a Alemania?— Ahora quien inició una charla fue el euroasiatico
Japón, que comía un chocolate, lo miró moviendo sus orejas en diferentes direcciones.
— ¡Yo como voy a saberlo!~, tú eres quien vive con él ahora en adelante.
— ¿q-qué?, y-yo... Eh... — un ligero rubor se apoderaba del ruso, por su cabeza se vino la linda imagen del euroasiatico y europeo tomados de la mano, con una propia casa lujosa. Y un ¿niño? en las piernas del germano.
El japones sonrió limpiando las migas marrones en su nuca y vestuario. Reconocía ese rostro.
— No sé que paso, yo no estuve en ese momento. Me hubieran mandado a acompañarlo si se enteraran que era dos contra uno. Pero por lo que se entiende hasta ahora, le arrebataron sus armas y lo atacaron desprevenido. — mordió la otra extremidad, no es exaguerar, pero el elemento azucarado ya empezaba a dejar caer gotas de sus misma sustancias, y a notarse algo de viscosidad. Trago el aperitivo y volvió a agregar — y dime, ¿ya lo hicieron? ~
