esos bonitos ojos grises|Rubegetta¦soulmate au

Texting

Vegetta se apresuró a abrir la puerta de entrada, el nuevo día era frío, lo suficiente como para correr a refugiarse en su cálida oficina.

Su guante blanco grisáceo hizo un fuerte contraste con la brillante manija metálica de la entrada. Eran momentos de soledad como estos en los que se sentía libre de apreciar los toques aleatorios de color en su mundo. El color era hermoso, pero pensar demasiado en el lo hacía sentir enfermo, le recordaba su niñez, sus padres, sus amigos... En tanto dolor.

Samuel respiro profundo y empujó la puerta para por fin entrar, no era bueno dejarse llevar por los malos pensamientos, le quitaban todo el encanto a los colores aleatorios de la oficina, ¿como era posible que Rubén hubiera tocado lugares tan raros?.

Oh...Ruben, ese era otro pensamiento casi prohibido de su mente, después de todo, nunca sabia que pensar de su alma gemela. Ellos estaban entre la linea de la rivalidad y el odio, pero tratarse así le dejaba un muy mal sabor de boca, realmente no quería llevarse tan mal con el.

Ugh, pero Doblas no se lo deja fácil, siempre tan desordenado, tan rápido para insultar, para acusar sin preguntar, aveces simplemente no podía evitar verlo como una hiena, un cazador esperando un momento de debilidad para tirarse encima.

¿Pudieron las cosas ser diferentes?, si su plan original de conocerlo mejor e invitarlo a salir hubiera ocurrido, ¿serian ahora pareja?, ¿o inevitablemente Rubén lo hubiera comenzado a odiar en algún momento?.

El sonido de su celular sonando lo saco de sus pensamientos, reconoció el tono al instante y no pudo evitar encogerse un poco, realmente le desagradaba contestar las llamadas de su madre.

Apenas eran las 6 de la mañana, ¿sera que podía ignorarla usando como excusa que estaba dormido?, no, ella sabe sus horarios de trabajo, se enfadaría mucho si no le contestara.

Completamente resignado, y sintiéndose culpable por no querer hablar con su propia madre, contesto la llamada.

-¿Alo?, mamá... ¿Como estas?- trato de no sonar nervioso, al menos el que su mamá no hubiera comenzado con sus gritos significa que esta de buen humor.

-¿¡por que no llamas a tu pobre madre!?, ¿¡por que tienes que comportarte siempre como un mal agradecido!?- los gritos al otro lado del teléfono desmintieron su conclusión anterior.

-te llama antes de ayer en la noche, Ma, solo llevo un día sin...-

-¡cállate!, ¡no comiences con tus mentiras!, ¡nada puede ser mas importante que tu madre!, ¡todos los hombres sois unos mentirosos!, ¡todos y cada uno!- la voz de su madre comenzó a romperse en llanto, años de experiencia le dicen a Samuel que otro novio volvió a terminar con ella.

-mamá, escucha... -

-¡No me respondas mocoso!, ¡¿acaso yo me destruí criandote para que me faltes el respeto de ese modo?!-

Samuel se volvió a encoger instintivamente ante sus palabras, hace semanas que su mamá no perdía el control así, sintió como la ansiedad le comía el estómago, y tenia la palabra "CÁLLATE" atrapada en la garganta.

-oh Samu, ¿entiendes que te amo hijo?, ¿sabes lo mucho que hago para protegerte y ayudarte?- la voz de su progenitora comenzó a calmarse poco a poco, recuperando la compostura. -¿entiendes por qué te estoy regañando, verdad?, eres un chico listo-

La voz en su cabeza quería impulsarlo a gritar, a colgar la llamada o insultar. Pero siempre se sintió como un niño indefenso con su madre, la obediencia controlaba sus acciones.