esos bonitos ojos grises|Rubegetta¦soulmate au

Lo Viejo y lo nuevo.

Rubén amaba conducir de noche, la soledad y el silencio de las calles lo envolvían en una sensación de calma, podía sentir una especie de libertad
Al guiarse por las brillantes estrellas en el cielo. En momentos como este, pensaría en los dulces que le hacía su madre, en las travesuras de su hermana y en noche especialmente largas pensaba en su padre y el poco tiempo que compartieron juntos.

Pero hay algo diferente esta noche, las pocas estrellas que seguían moviéndose en el cielo le recordaban demasiado a Samuel, una persona completamente nueva para los pensamientos de estas noches. Rubén todavía no llegaba a creer por completo que Samuel DeLuque lo acompaño a una de las mejores tardes de su vida, ahora es suena casi extraño recordar que hace unas semanas se odiaban a muerte.

Pero sorprendentemente Samuel era una persona divertida, graciosa, ¡y le dio a Rubén una deliciosa hamburguesa!. El castaño no podía evitar comenzar a reír recordando las horas que habían pasado juntos, por un momento, mientras las estrellas caían y el pecho de Samuel subía y bajaba rítmicamente, el castaño se giró para ver la cara de su nuevo amigo sintiendo una extraña necesidad de recordar como brillaba su rostro bajo la luna, en ese instante tas fugaz como un cometa Rubén se preguntó si así se sentiría compartir un momento con su alma gemela. Pero ahí acabo toda la magia.

Incluso pensarlo ahora, en una avenida a las primeras de la madrugada, le parecía una idea ridícula. Samuel DeLuque no podía ser su alma gemela, ni en mil años. Es cierto que es alguien divertido, gracioso y guapo. Pero seguían teniendo tantas diferencias que serian incompatibles como pareja. Samuel era todo perfecto y Rubén todo un desastre, muchas de sus ideas y maneras son tan diferentes que no duda de que si salieran se matarían mutuamente.

Además, ¡Rubén estaba tan cerca!, las pistas sobre su alma gemela se acumulan y el castaño puede sentir que está cerca de encontrarlo. ¿cómo será él?, ¿será más bajo?, ¿orgulloso?, ¿guapo?. No había forma de saberlo todavía, pero eso no le impide soñar y esperarlo.

Más que en el físico, Rubius pasaba horas fantaseando con su primer encuentro con su otra mitad, su primera cita, su primer beso, en el nuevo brillo que tendrían sus ojos grises. Y sobre todo, fantaseaba con ser amado, tener a alguien que lo abrace del otro lado de la cama, que le haga el desayuno y le bese las mejillas susurrando cuanto lo ama.

"Solo tu alma gemela puede amarte de verdad", esa era la creencia que el castaño seguía desde que termino con Mangel, así que esperaría y buscaría hasta encontrarlo. Sin importarle nadie más, sin pensar en Samuel y el brillo de sus labios o el olor de su sudadera.